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Versículos de la Biblia sobre 'Mil'

  • Pero, amados, no ignoréis que, para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día.
  • Ciertamente mil años delante de tus ojos
    son como el día de ayer, que pasó,
    y como una de las vigilias de la noche.
  • Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados, y se añadieron aquel día como tres mil personas.
  • Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne.
  • Mejor es un día en tus atrios
    que mil fuera de ellos.
    Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios
    que habitar donde reside la maldad.
  • Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene poder sobre estos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años.
  • Conoce, pues, que Jehová, tu Dios, es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta por mil generaciones.
  • Aquel, pues, que os da el Espíritu y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la Ley o por el oír con fe?
  • La soberbia del hombre le acarrea humillación,
    pero al humilde de espíritu lo sustenta la honra.
  • Humillaos delante del Señor y él os exaltará.
  • El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación, porque él pasará como la flor de la hierba.
  • Y por haber las parteras temido a Dios, él prosperó sus familias.
  • Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte a su debido tiempo.
  • Riquezas, honor y vida
    son el premio de la humildad y del temor de Jehová.
  • El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría,
    y a la honra precede la humildad.
  • Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor.
  • Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo;
    hermoseará a los humildes con la salvación.
  • Después dijo Dios: «Mirad, os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, así como todo árbol en que hay fruto y da semilla. De todo esto podréis comer.»
  • Cuando llega la soberbia, llega también la deshonra;
    pero con los humildes está la sabiduría.
  • Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
    al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
  • Antes del quebranto se engríe el corazón del hombre,
    pero antes de los honores está la humildad.
  • Hombre, él te ha declarado lo que es bueno,
    lo que pide Jehová de ti:
    solamente hacer justicia,
    amar misericordia
    y humillarte ante tu Dios.
  • Unánimes entre vosotros; no seáis altivos, sino asociaos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
  • Sé vivir humildemente y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
  • Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y especialmente a los de la familia de la fe.
  • Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.
  • Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.
  • Dios hace habitar en familia a los desamparados;
    saca a los cautivos a prosperidad;
    mas los rebeldes habitan en tierra árida.
  • Porque así dijo el Alto y Sublime,
    el que habita la eternidad
    y cuyo nombre es el Santo:
    «Yo habito en la altura y la santidad,
    pero habito también con el quebrantado y humilde de espíritu,
    para reavivar el espíritu de los humildes
    y para vivificar el corazón de los quebrantados.»
  • Bueno y recto es Jehová;
    por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
    Encaminará a los humildes en la justicia
    y enseñará a los mansos su carrera.
  • Y el que da semilla al que siembra y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia.
  • Buscad a Jehová
    todos los humildes de la tierra,
    los que pusisteis por obra su juicio;
    buscad justicia, buscad mansedumbre;
    quizá seréis guardados
    en el día del enojo de Jehová.
  • Ahora yo, Nabucodonosor, alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia.
  • Pero tú, Belén Efrata,
    tan pequeña entre las familias de Judá,
    de ti ha de salir el que será Señor en Israel;
    sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos,
    a los días de la eternidad.
  • Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.
  • ¡Alégrate mucho, hija de Sión!
    ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén!
    Mira que tu rey vendrá a ti, justo y salvador,
    pero humilde, cabalgando sobre un asno,
    sobre un pollino hijo de asna.
  • Si se humilla mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oran, y buscan mi rostro, y se convierten de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra.
  • También José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David, para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta.
  • Por eso, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo.
  • Él, siendo en forma de Dios,
    no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
    sino que se despojó a sí mismo,
    tomó la forma de siervo
    y se hizo semejante a los hombres.
    Mas aún, hallándose en la condición de hombre,
    se humilló a sí mismo,
    haciéndose obediente hasta la muerte,
    y muerte de cruz.