- Pero el que se mantenga firme hasta el fin será salvo.
- Te alabaré, Señor, entre los pueblos;
te cantaré salmos entre las naciones. - Quiero alegrarme y regocijarme en ti,
y cantar salmos a tu nombre, oh Altísimo. - Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron.
- Porque «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo».
- Cantaré al Señor toda mi vida;
cantaré salmos a mi Dios mientras tenga aliento. - Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.
- Deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación.
- ¿Acaso has podido verlas? ¡No existen!
Es como si les salieran alas,
pues se van volando como las águilas. - Yo, en cambio, te ofreceré sacrificios
y cánticos de gratitud.
Cumpliré las promesas que te hice.
¡La salvación viene del Señor! - Oh Dios y Salvador nuestro,
por la gloria de tu nombre, ayúdanos;
por tu nombre, líbranos y perdona nuestros pecados. - Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.
- En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo.
- Porque el Señor es nuestro guía;
el Señor es nuestro gobernante.
El Señor es nuestro rey:
¡Él nos salvará! - Señor, ¡danos la salvación!
Señor, ¡concédenos la victoria!
Bendito el que viene en el nombre del Señor.
Desde la casa del Señor los bendecimos. - Así nos lo ha mandado el Señor:
“Te he puesto por luz para las naciones,
a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra“. - El que con sabios anda, sabio se vuelve;
el que con necios se junta, saldrá mal parado. - ¿Por qué voy a inquietarme?
¿Por qué me voy a angustiar?
En Dios pondré mi esperanza,
y todavía lo alabaré.
¡Él es mi Salvador y mi Dios! - Pero yo soy el Señor tu Dios
desde que estabas en Egipto.
No conocerás a otro Dios fuera de mí,
ni a otro Salvador que no sea yo. - El que crea y sea bautizado será salvo, pero el que no crea será condenado.
- Canten salmos al Señor,
porque ha hecho maravillas;
que esto se dé a conocer
en toda la tierra. - Compórtense sabiamente con los que no creen en Cristo, aprovechando al máximo cada momento oportuno. Que su conversación sea siempre amena y de buen gusto. Así sabrán cómo responder a cada uno.
- Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo.
- Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.
- La cual simboliza el bautismo que ahora los salva también a ustedes. El bautismo no consiste en la limpieza del cuerpo, sino en el compromiso de tener una buena conciencia delante de Dios. Esta salvación es posible por la resurrección de Jesucristo.