- «Aunque cambien de lugar las montañas
y se tambaleen las colinas,
no cambiará mi fiel amor por ti
ni vacilará mi pacto de paz»,
dice el Señor, que de ti se compadece. - «No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti;
toda lengua que te acuse tú la refutarás.
Esta es la herencia de los siervos del Señor,
la justicia que de mí procede»,
afirma el Señor.






