- Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
 - En verdad, en verdad os digo: el que recibe al que yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
 - El cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
 - Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido.
 - Es necesario que Él crezca, y que yo disminuya.
 - De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas.
 - Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto.
 - Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
 - Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros.
 - Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
 - Sino que hablando la verdad en amor, crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo.
 - Si me amáis, guardaréis mis mandamientos.
 - Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios: que creáis en el que Él ha enviado.
 - Porque un niño nos ha nacido, un hijo nos ha sido dado,
y la soberanía reposará sobre sus hombros;
y se llamará su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso,
Padre Eterno, Príncipe de Paz. - Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Él, y habéis sido hechos completos en Él, que es la cabeza sobre todo poder y autoridad.
 - Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
 - Por tanto, hermanos, sabed que por medio de Él os es anunciado el perdón de los pecados; y que de todas las cosas de que no pudisteis ser justificados por la ley de Moisés, por medio de Él, todo aquel que cree es justificado.
 - Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
 - Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
 - El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida.
 - Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra.
 - Fue despreciado y desechado de los hombres,
varón de dolores y experimentado en aflicción;
y como uno de quien los hombres esconden el rostro,
fue despreciado, y no le estimamos. - Si me hubierais conocido, también hubierais conocido a mi Padre; desde ahora le conocéis y le habéis visto.
 - Pues para mí, el vivir es Cristo y el morir es ganancia.
 - Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.
 
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