- A las montañas levanto mis ojos;
¿de dónde ha de venir mi ayuda?
Mi ayuda proviene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. - No permitirá que tu pie resbale;
jamás duerme el que te cuida. - El Señor te cuidará;
de todo mal guardará tu vida.
El Señor cuidará tu salida y tu entrada,
desde ahora y para siempre.