- Tú eres mi roca y mi castillo;
por tu nombre me guiarás y me encaminarás. - Exaltado seas, Dios, sobre los cielos,
y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria. - Te alabaré con rectitud de corazón
cuando aprenda tus justos juicios. - Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén.
- Y todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo.
- Me alegraré y me regocijaré en ti;
cantaré a tu nombre, Altísimo. - Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
- Perseveraban unánimes cada día en el Templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.
- Y la gente que iba delante y la que iba detrás aclamaba, diciendo:
«¡Hosana al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Hosana en las alturas!» - Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
- Ya que todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo.
- Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios.
- Y el Señor me librará de toda obra mala y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.
- El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos;
¡su loor permanece para siempre! - A Jehová cantaré en mi vida;
a mi Dios cantaré salmos mientras viva. - A ti, Dios de mis padres,
te doy gracias y te alabo,
porque me has dado sabiduría y fuerza,
y ahora me has revelado lo que te pedimos,
pues nos has dado a conocer el asunto del rey. - ¡Gloria a Dios en las alturas
y en la tierra paz,
buena voluntad para con los hombres! - Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas;
sea sabido esto por toda la tierra. - Entonces Job se levantó, rasgó su manto y se rasuró la cabeza; luego, postrado en tierra, adoró y dijo:
«Desnudo salí del vientre de mi madre
y desnudo volveré allá.
Jehová dio y Jehová quitó:
¡Bendito sea el nombre de Jehová!» - ¡Exaltado seas, Dios, sobre los cielos!
¡Sobre toda la tierra sea tu gloria! - ¡Ayúdanos, Dios de nuestra salvación,
por la gloria de tu nombre!
¡Líbranos y perdona nuestros pecados
por amor de tu nombre! - Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.
- Asimismo, que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia: no con peinado ostentoso, ni oro ni perlas ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que practican la piedad.
- Ministrando estos al Señor y ayunando, dijo el Espíritu Santo: «Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.»
- Cuando Jesús nació, en Belén de Judea, en días del rey Herodes, llegaron del oriente a Jerusalén unos sabios, preguntando: —¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?, pues su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarlo.
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