- Quien teme al Señor aborrece lo malo;
yo aborrezco el orgullo y la arrogancia,
la mala conducta y el lenguaje perverso. - Toda la plenitud de la divinidad habita en forma corporal en Cristo; y en él, que es la cabeza de todo poder y autoridad, ustedes han recibido esa plenitud.
- Aleja de tu boca la perversidad;
aparta de tus labios las palabras corruptas. - Pero, mientras mantenían a Pedro en la cárcel, la iglesia oraba constante y fervientemente a Dios por él.
- Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la ley han roto con Cristo; han caído de la gracia.
- Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará.
- Dios, en el principio,
creó los cielos y la tierra.
La tierra era un caos total,
las tinieblas cubrían el abismo,
y el Espíritu de Dios se movía
sobre la superficie de las aguas. - Porque no fue su espada la que conquistó la tierra,
ni fue su brazo el que les dio la victoria:
fue tu brazo, tu mano derecha;
fue la luz de tu rostro, porque tú los amabas. - La casa y el dinero se heredan de los padres,
pero la esposa inteligente es un don del Señor. - Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la encontrará.
- Vale más la buena fama que las muchas riquezas,
y más que oro y plata, la buena reputación. - El necio desdeña la corrección de su padre;
el que la acepta demuestra prudencia. - La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz.
- De hecho, Cristo es el fin de la ley, para que todo el que cree reciba la justicia.
- Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
- Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo.
- Jesucristo es “la piedra que desecharon ustedes los constructores, y que ha llegado a ser la piedra angular”.
- La bendición del Señor trae riquezas,
y nada se gana con preocuparse. - He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.
- De hecho, en el evangelio se revela la justicia que proviene de Dios, la cual es por fe de principio a fin, tal como está escrito: «El justo vivirá por la fe».
- Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno.
- La suma de tus palabras es la verdad;
tus rectos juicios permanecen para siempre. - Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado, para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se les conceda a los que creen.
- Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
- Confía en el Señor y haz el bien;
establécete en la tierra y mantente fiel.