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Misericordia (2/3)

  • Aunque cambien de lugar las montañas
    y se tambaleen las colinas,
    no cambiará mi fiel amor por ti
    ni vacilará mi pacto de paz,
    —dice el Señor, que de ti se compadece—.
  • La bondad y el amor me seguirán
    todos los días de mi vida;
    y en la casa del Señor
    habitaré para siempre.
  • Pero yo confío en tu gran amor;
    mi corazón se alegra en tu salvación.
    Canto salmos al Señor.
    ¡El Señor ha sido bueno conmigo!
  • Tu amor es mejor que la vida;
    por eso mis labios te alabarán.
    Te bendeciré mientras viva,
    y alzando mis manos te invocaré.
  • Por la mañana hazme saber de tu gran amor,
    porque en ti he puesto mi confianza.
    Señálame el camino que debo seguir,
    porque a ti elevo mi alma.
  • Pero yo le cantaré a tu poder,
    y por la mañana alabaré tu amor;
    porque tú eres mi protector,
    mi refugio en momentos de angustia.
  • Los malvados piden prestado y no pagan,
    pero los justos dan con generosidad.
  • El Señor te bendiga y te guarde;
    el Señor te mire con agrado
    y te extienda su amor;
    el Señor te muestre su favor
    y te conceda la paz.
  • En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera.
  • ¿Qué Dios hay como tú,
    que perdone la maldad
    y pase por alto el delito
    del remanente de su pueblo?
    No siempre estarás airado,
    porque tu mayor placer es amar.
  • Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos.
  • Bien le va al que presta con generosidad,
    y maneja sus negocios con justicia.
  • Ten compasión de mí, oh Dios,
    conforme a tu gran amor;
    conforme a tu inmensa bondad,
    borra mis transgresiones.
    Lávame de toda mi maldad
    y límpiame de mi pecado.
  • Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores, pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así llego a servir de ejemplo para los que, creyendo en él, recibirán la vida eterna.
  • Yo les perdonaré sus iniquidades,
    y nunca más me acordaré de sus pecados.
  • El que va tras la justicia y el amor
    halla vida, prosperidad y honra.
  • Que nunca te abandonen el amor y la verdad:
    llévalos siempre alrededor de tu cuello
    y escríbelos en el libro de tu corazón.
    Contarás con el favor de Dios
    y tendrás buena fama entre la gente.
  • Rásguense el corazón
    y no las vestiduras.
    Vuélvanse al Señor su Dios,
    porque él es bondadoso y compasivo,
    lento para la ira y lleno de amor,
    cambia de parecer y no castiga.
  • De todo hombre se espera lealtad.
    Más vale ser pobre que mentiroso.
  • Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor,
    que siempre me has mostrado;
    olvida los pecados y transgresiones
    que cometí en mi juventud.
    Acuérdate de mí según tu gran amor,
    porque tú, Señor, eres bueno.
  • Pero el amor del Señor es eterno
    y siempre está con los que le temen;
    su justicia está con los hijos de sus hijos,
    con los que cumplen su pacto
    y se acuerdan de sus preceptos
    para ponerlos por obra.
  • Así dice el Señor Todopoderoso:
    “Juzguen con verdadera justicia;
    muestren amor y compasión
    los unos por los otros.
    No opriman a las viudas ni a los huérfanos,
    ni a los extranjeros ni a los pobres.
    No maquinen el mal en su corazón
    los unos contra los otros”.
  • Vuelve a compadecerte de nosotros.
    Pon tu pie sobre nuestras maldades
    y arroja al fondo del mar todos nuestros pecados.
  • En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Así que alzó la voz y lo llamó: “Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego”.
  • Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia.

El gran amor del Señor nunca se acaba,
y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
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Versículo de la Biblia del día

Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo.

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Versículo de la Biblia al Azar

Porque Dios «pagará a cada uno según lo que merezcan sus obras».Siguiente versículo!Con imagen

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