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Versículos de la Biblia sobre 'Misericordia'

  • Que reciban misericordia, paz y amor en abundancia.
  • No me niegues, Señor, tu misericordia;
    que siempre me protejan tu amor y tu verdad.
  • Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
  • Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.
  • ¡Ya se te ha declarado lo que es bueno!
    Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor:
    Practicar la justicia,
    amar la misericordia,
    y humillarte ante tu Dios.
  • Él nos salvó, no por nuestras propias obras de justicia, sino por su misericordia. Nos salvó mediante el lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo.
  • Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!
  • ¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva.
  • Que abandone el malvado su camino,
    y el perverso sus pensamientos.
    Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios,
    que es generoso para perdonar,
    y de él recibirá misericordia.
  • Ustedes, en cambio, queridos hermanos, manténganse en el amor de Dios, edificándose sobre la base de su santísima fe y orando en el Espíritu Santo, mientras esperan que nuestro Señor Jesucristo, en su misericordia, les conceda vida eterna.
  • Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.
  • No bien decía: «Mis pies resbalan»,
    cuando ya tu amor, Señor, venía en mi ayuda.
  • Que tu gran amor, Señor, nos acompañe,
    tal como lo esperamos de ti.
  • Que irradie tu faz sobre tu siervo;
    por tu gran amor, sálvame.
  • El Señor es clemente y compasivo,
    lento para la ira y grande en amor.
  • ¡Alaben al Señor porque él es bueno,
    y su gran amor perdura para siempre!
  • El Señor ama la justicia y el derecho;
    llena está la tierra de su amor.
  • Que tú, Señor, eres todo amor;
    que tú pagarás a cada uno
    según lo que merezcan sus obras.
  • Pues tu amor es tan grande que llega a los cielos;
    ¡tu verdad llega hasta el firmamento!
  • Pero el Señor cuida de los que le temen,
    de los que esperan en su gran amor.
  • Tú, Señor, eres bueno y perdonador;
    grande es tu amor por todos los que te invocan.
  • La gloria, Señor, no es para nosotros;
    no es para nosotros, sino para tu nombre,
    por causa de tu amor y tu verdad.
  • Quien encubre su pecado jamás prospera;
    quien lo confiesa y lo deja halla perdón.
  • El Señor cumplirá en mí su propósito.
    Tu gran amor, Señor, perdura para siempre;
    ¡no abandones la obra de tus manos!
  • Esta es la oración al Dios de mi vida:
    que de día el Señor mande su amor,
    y de noche su canto me acompañe.
  • Aunque cambien de lugar las montañas
    y se tambaleen las colinas,
    no cambiará mi fiel amor por ti
    ni vacilará mi pacto de paz,
    —dice el Señor, que de ti se compadece—.
  • La bondad y el amor me seguirán
    todos los días de mi vida;
    y en la casa del Señor
    habitaré para siempre.
  • Pero yo confío en tu gran amor;
    mi corazón se alegra en tu salvación.
    Canto salmos al Señor.
    ¡El Señor ha sido bueno conmigo!
  • Tu amor es mejor que la vida;
    por eso mis labios te alabarán.
    Te bendeciré mientras viva,
    y alzando mis manos te invocaré.
  • Por la mañana hazme saber de tu gran amor,
    porque en ti he puesto mi confianza.
    Señálame el camino que debo seguir,
    porque a ti elevo mi alma.
  • Pero yo le cantaré a tu poder,
    y por la mañana alabaré tu amor;
    porque tú eres mi protector,
    mi refugio en momentos de angustia.
  • Los malvados piden prestado y no pagan,
    pero los justos dan con generosidad.
  • El Señor te bendiga y te guarde;
    el Señor te mire con agrado
    y te extienda su amor;
    el Señor te muestre su favor
    y te conceda la paz.
  • En cambio, la sabiduría que desciende del cielo es ante todo pura, y además pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos frutos, imparcial y sincera.
  • ¿Qué Dios hay como tú,
    que perdone la maldad
    y pase por alto el delito
    del remanente de su pueblo?
    No siempre estarás airado,
    porque tu mayor placer es amar.
  • Reconoce, por tanto, que el Señor tu Dios es el Dios verdadero, el Dios fiel, que cumple su pacto generación tras generación, y muestra su fiel amor a quienes lo aman y obedecen sus mandamientos.
  • Bien le va al que presta con generosidad,
    y maneja sus negocios con justicia.
  • Ten compasión de mí, oh Dios,
    conforme a tu gran amor;
    conforme a tu inmensa bondad,
    borra mis transgresiones.
    Lávame de toda mi maldad
    y límpiame de mi pecado.
  • Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores, pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así llego a servir de ejemplo para los que, creyendo en él, recibirán la vida eterna.
  • Yo les perdonaré sus iniquidades,
    y nunca más me acordaré de sus pecados.
  • El que va tras la justicia y el amor
    halla vida, prosperidad y honra.
  • Que nunca te abandonen el amor y la verdad:
    llévalos siempre alrededor de tu cuello
    y escríbelos en el libro de tu corazón.
    Contarás con el favor de Dios
    y tendrás buena fama entre la gente.
  • Rásguense el corazón
    y no las vestiduras.
    Vuélvanse al Señor su Dios,
    porque él es bondadoso y compasivo,
    lento para la ira y lleno de amor,
    cambia de parecer y no castiga.
  • De todo hombre se espera lealtad.
    Más vale ser pobre que mentiroso.
  • Acuérdate, Señor, de tu ternura y gran amor,
    que siempre me has mostrado;
    olvida los pecados y transgresiones
    que cometí en mi juventud.
    Acuérdate de mí según tu gran amor,
    porque tú, Señor, eres bueno.
  • Pero el amor del Señor es eterno
    y siempre está con los que le temen;
    su justicia está con los hijos de sus hijos,
    con los que cumplen su pacto
    y se acuerdan de sus preceptos
    para ponerlos por obra.
  • Así dice el Señor Todopoderoso:
    “Juzguen con verdadera justicia;
    muestren amor y compasión
    los unos por los otros.
    No opriman a las viudas ni a los huérfanos,
    ni a los extranjeros ni a los pobres.
    No maquinen el mal en su corazón
    los unos contra los otros”.
  • Vuelve a compadecerte de nosotros.
    Pon tu pie sobre nuestras maldades
    y arroja al fondo del mar todos nuestros pecados.
  • En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Así que alzó la voz y lo llamó: “Padre Abraham, ten compasión de mí y manda a Lázaro que moje la punta del dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego”.
  • Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia.