- En mi corazón atesoro tus dichos
para no pecar contra ti. - No se engañen: de Dios nadie se burla. Cada uno cosecha lo que siembra.
- ¿Quién es Dios, si no el Señor?
¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? - ¿Podrá el hombre hallar un escondite
donde yo no pueda encontrarlo?
—afirma el Señor—.
¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra?
—afirma el Señor—. - Los que viven según la naturaleza pecaminosa no pueden agradar a Dios.
- Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.
- El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?
- No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno.
- Pero los que confían en el Señor
renovarán sus fuerzas;
volarán como las águilas:
correrán y no se fatigarán,
caminarán y no se cansarán. - ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
- No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.
- No se asusten —les dijo—. Ustedes buscan a Jesús el nazareno, el que fue crucificado. ¡Ha resucitado! No está aquí. Miren el lugar donde lo pusieron.
- Mi enseñanza no es mía —replicó Jesús—, sino del que me envió.
- No codicies la casa de tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca.
- ¡Vuelve, apóstata Israel!
No te miraré con ira
—afirma el Señor—.
No te guardaré rencor para siempre,
porque soy misericordioso
—afirma el Señor—. - Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes.
- ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él.
- No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno.
- Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
- Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte.
- Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
- Inclina mi corazón hacia tus estatutos
y no hacia las ganancias desmedidas. - Reciban al que es débil en la fe, pero no para entrar en discusiones.
- El Señor está conmigo, y no tengo miedo;
¿qué me puede hacer un simple mortal? - No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
Versículo de la Biblia del día
¿Quién es este Rey de la gloria?Es el Señor Todopoderoso;
¡él es el Rey de la gloria! Selah
Versículo de la Biblia al Azar
Restaura a los de corazón quebrantadoy cubre con vendas sus heridas.Siguiente versículo!Con imagen