- Dios aborrece hasta la oración
del que se niega a obedecer la ley. - Quien encubre su pecado jamás prospera;
quien lo confiesa y lo deja halla perdón. - El necio da rienda suelta a su ira,
pero el sabio sabe dominarla. - El altivo será humillado,
pero el humilde será enaltecido. - Temer a los hombres resulta una trampa,
pero el que confía en el Señor sale bien librado. - Toda palabra de Dios es digna de crédito;
Dios protege a los que en él buscan refugio. - Aleja de mí la falsedad y la mentira;
no me des pobreza ni riquezas,
sino solo el pan de cada día. - ¡Levanta la voz por los que no tienen voz!
¡Defiende los derechos de los desposeídos! - ¡Levanta la voz, y hazles justicia!
¡Defiende a los pobres y necesitados! - Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará?
¡Es más valiosa que las piedras preciosas! - Engañoso es el encanto y pasajera la belleza;
la mujer que teme al Señor es digna de alabanza. - El temor del Señor es el principio del conocimiento;
los necios desprecian la sabiduría y la disciplina. - Respondan a mis reprensiones,
y yo les abriré mi corazón;
les daré a conocer mis pensamientos. - Porque el Señor da la sabiduría;
conocimiento y ciencia brotan de sus labios. - Él reserva su ayuda para la gente íntegra
y protege a los de conducta intachable. - Él cuida el sendero de los justos
y protege el camino de sus fieles. - Entonces comprenderás la justicia y el derecho,
la equidad y todo buen camino. - Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas;
más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos.
Porque prolongarán tu vida muchos años
y te traerán prosperidad. - Que nunca te abandonen el amor y la verdad:
llévalos siempre alrededor de tu cuello
y escríbelos en el libro de tu corazón.
Contarás con el favor de Dios
y tendrás buena fama entre la gente. - Confía en el Señor de todo corazón,
y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él allanará tus sendas. - No seas sabio en tu propia opinión;
más bien, teme al Señor y huye del mal.
Esto infundirá salud a tu cuerpo
y fortalecerá tu ser. - Honra al Señor con tus riquezas
y con los primeros frutos de tus cosechas. - Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor,
ni te ofendas por sus reprensiones.
Porque el Señor disciplina a los que ama,
como corrige un padre a su hijo querido. - Dichoso el que halla sabiduría,
el que adquiere inteligencia. - No niegues un favor a quien te lo pida
si en tu mano está el otorgarlo.