DailyVerses.netTemasVersículo al AzarRegistrar

Versículos de la Biblia sobre 'Soy'

  • Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas.
  • Vosotros me llamáis Maestro y Señor; y tenéis razón, porque lo soy.
  • Yo soy la puerta; si alguno entra por mí, será salvo; y entrará y saldrá y hallará pasto.
  • Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
  • He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí?
  • Porque yo soy el Señor tu Dios, que sostiene tu diestra,
    que te dice: «No temas, yo te ayudaré».
  • Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.
  • ¿Quién lo ha hecho y lo ha realizado,
    llamando a las generaciones desde el principio?
    Yo, el Señor, soy el primero, y con los postreros soy.
  • Yo soy el Señor vuestro Dios; andad en mis estatutos, guardad mis decretos y ponedlos por obra. Y santificad mis días de reposo; y que sean una señal entre yo y vosotros, para que sepáis que yo soy el Señor vuestro Dios.
  • Estad quietos, y sabed que yo soy Dios;
    exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra.
  • Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios— el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
  • Así, pues, guardaréis mis mandamientos y los cumpliréis; yo soy el Señor.
  • Me seréis, pues, santos, porque yo, el Señor, soy santo, y os he apartado de los pueblos para que seáis míos.
  • Jesús les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.
  • Y mostraré mi grandeza y santidad, y me daré a conocer a los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy el Señor.
  • Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
  • Yo, yo soy vuestro consolador.
    ¿Quién eres tú que temes al hombre mortal,
    y al hijo del hombre que como hierba es tratado?
  • Guardaréis mis días de reposo, y tendréis en reverencia mi santuario; yo soy el Señor.
  • Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.
  • Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
  • «Regresa, infiel Israel» —declara el Señor—,
    «no te miraré con ira,
    porque soy misericordioso» —declara el Señor—;
    «no guardaré rencor para siempre.»
  • Escucha mi oración, oh Señor, y presta oído a mi clamor;
    no guardes silencio ante mis lágrimas;
    porque extranjero soy junto a ti,
    peregrino, como todos mis padres.
  • Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo también daré por la vida del mundo es mi carne.
  • Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?
  • Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto.
  • No temas, porque yo estoy contigo;
    no te desalientes, porque yo soy tu Dios.
    Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré,
    sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.
  • Sino que así como aquel que os llamó es santo, así también sed vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque Yo soy santo.
  • Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera.
  • Pero ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecer tan generosamente todo esto? Porque de ti proceden todas las cosas, y de lo recibido de tu mano te damos.
  • Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy.
  • Fortaleceré la casa de Judá
    y la casa de José salvaré,
    y los haré volver
    porque me he compadecido de ellos;
    y serán como si no los hubiera rechazado,
    porque yo soy el Señor su Dios, y les responderé.
  • Pero cuando ellos le vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar; porque todos le vieron y se turbaron. Pero enseguida Él habló con ellos y les dijo: ¡Tened ánimo; soy yo, no temáis!
  • Si escuchas atentamente la voz del Señor tu Dios, y haces lo que es recto ante sus ojos, y escuchas sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque yo, el Señor, soy tu sanador.
  • Yo a la verdad os bautizo con agua para arrepentimiento, pero el que viene detrás de mí es más poderoso que yo, a quien no soy digno de quitarle las sandalias; Él os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.
  • “Vindicaré la santidad de mi gran nombre profanado entre las naciones, el cual vosotros habéis profanado en medio de ellas. Entonces las naciones sabrán que yo soy el Señor” —declara el Señor Dios— “cuando demuestre mi santidad entre vosotros a la vista de ellas.”
  • Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y Él mismo no tienta a nadie.
  • Mas yo he sido el Señor tu Dios
    desde la tierra de Egipto;
    no reconocerás a otro dios fuera de mí,
    pues no hay más salvador que yo.
  • El Señor es mi fuerza y mi escudo;
    en Él confía mi corazón, y soy socorrido;
    por tanto, mi corazón se regocija,
    y le daré gracias con mi cántico.
  • No odiarás a tu compatriota en tu corazón; podrás ciertamente reprender a tu prójimo, pero no incurrirás en pecado a causa de él. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo; yo soy el Señor.
  • Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
  • Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe.
  • ¿Podrá alguno esconderse en escondites
    de modo que yo no lo vea? —declara el Señor.
    ¿No lleno yo los cielos y la tierra? —declara el Señor.
  • Porque tú formaste mis entrañas;
    me hiciste en el seno de mi madre.
    Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente he sido hecho;
    maravillosas son tus obras,
    y mi alma lo sabe muy bien.
  • Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «Dios, ten piedad de mí, pecador».
  • En gran manera me gozaré en el Señor,
    mi alma se regocijará en mi Dios;
    porque Él me ha vestido de ropas de salvación,
    me ha envuelto en manto de justicia
    como el novio se engalana con una corona,
    como la novia se adorna con sus joyas.