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Te (4/4)

  • El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.
  • Hijo mío, no desprecies la disciplina del Señor,
    ni te ofendas por sus reprensiones.
    Porque el Señor disciplina a los que ama,
    como corrige un padre a su hijo querido.
  • Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.
  • Tú creaste mis entrañas;
    me formaste en el vientre de mi madre.
    ¡Te alabo porque soy una creación admirable!
    ¡Tus obras son maravillosas,
    y esto lo sé muy bien!
  • ¿Por qué te fijas en la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no le das importancia a la viga que está en el tuyo?
  • Pero ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido.
  • ¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía!
    El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador;
    es mi Dios, el peñasco en que me refugio.
    Es mi escudo, el poder que me salva,
    ¡mi más alto escondite!
  • Señor, ¡danos la salvación!
    Señor, ¡concédenos la victoria!
    Bendito el que viene en el nombre del Señor.
    Desde la casa del Señor los bendecimos.
  • Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos; pero, cuando te lleguen los malos, piensa que unos y otros son obra de Dios, y que el hombre nunca sabe con qué habrá de encontrarse después.
  • Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
  • Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: —Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces? —No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces —le contestó Jesús—.
  • Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, bautízate y lávate de tus pecados, invocando su nombre.
  • Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
  • Ananías —le reclamó Pedro—, ¿cómo es posible que Satanás haya llenado tu corazón para que le mintieras al Espíritu Santo y te quedaras con parte del dinero que recibiste por el terreno? ¿Acaso no era tuyo antes de venderlo? Y una vez vendido, ¿no estaba el dinero en tu poder? ¿Cómo se te ocurrió hacer esto? ¡No has mentido a los hombres, sino a Dios!
  • Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor;
    por la mañana te presento mis ruegos,
    y quedo a la espera de tu respuesta.
  • Porque el Señor tu Dios está en medio de ti
    como guerrero victorioso.
    Se deleitará en ti con gozo,
    te renovará con su amor,
    se alegrará por ti con cantos.
  • El sacrificio que te agrada
    es un espíritu quebrantado;
    tú, oh Dios, no desprecias
    al corazón quebrantado y arrepentido.
  • Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón,
    y contar todas tus maravillas.
  • Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente.
  • Hacia ti extiendo las manos;
    me haces falta, como el agua a la tierra seca. Selah
  • Sí, en ti esperamos, Señor,
    y en la senda de tus juicios;
    tu nombre y tu memoria
    son el deseo de nuestra vida.
  • Escucha, hijo mío, acoge mis palabras,
    y los años de tu vida aumentarán.
  • No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor —le dijo el ángel—. Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
  • Confía en el Señor y haz el bien;
    establécete en la tierra y mantente fiel.
  • Pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.

Versículo de la Biblia del día

A ti, Señor, elevo mi clamor
desde las profundidades del abismo.
Escucha, Señor, mi voz.
Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.

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Versículo de la Biblia al Azar

A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban.Siguiente versículo!Con imagen

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