DailyVerses.netTemasVersículo al AzarRegistrar

Versículos de la Biblia sobre 'Vuestras'

  • Hagan todo con amor.
  • Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.
  • ¡Lávense, límpiense!
    ¡Aparten de mi vista sus obras malvadas!
    ¡Dejen de hacer el mal!
  • Arrepiéntanse y apártense de todas sus maldades, para que el pecado no les acarree la ruina.
  • Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas.
  • Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles la vida.
  • Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados.
  • De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes.
  • Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.
  • Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra.
  • Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré».
  • No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
  • Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.
  • Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y, aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación.
  • No explotes a las viudas ni a los huérfanos, porque, si tú y tu pueblo lo hacen, y ellos me piden ayuda, yo te aseguro que atenderé a su clamor: arderá mi furor y los mataré a ustedes a filo de espada. ¡Y sus mujeres se quedarán viudas, y sus hijos se quedarán huérfanos!
  • No sean como sus antepasados,
    a quienes les proclamaron
    los profetas de antaño
    que así dice el Señor Todopoderoso:
    ‘Vuélvanse de su mala conducta
    y de sus malas prácticas’.
    Porque ellos no me obedecieron
    ni me prestaron atención
    —afirma el Señor—.
  • Si no me hacen caso ni se deciden a honrar mi nombre —dice el Señor Todopoderoso—, les enviaré una maldición, y maldeciré sus bendiciones. Ya las he maldecido, porque ustedes no se han decidido a honrarme.
  • Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo.
  • Si esto es así, ¡cuánto más la sangre de Cristo, quien por medio del Espíritu eterno se ofreció sin mancha a Dios, purificará nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente!
  • Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.
  • Si en verdad enmiendan su conducta y sus acciones, si en verdad practican la justicia los unos con los otros, si no oprimen al extranjero ni al huérfano ni a la viuda, si no derraman sangre inocente en este lugar, ni siguen a otros dioses para su propio mal, entonces los dejaré seguir viviendo en este país, en la tierra que di a sus antepasados para siempre.
  • Porque sé que, gracias a las oraciones de ustedes y a la ayuda que me da el Espíritu de Jesucristo, todo esto resultará en mi liberación.
  • Aun en la vejez, cuando ya peinen canas,
    yo seré el mismo, yo los sostendré.
    Yo los hice, y cuidaré de ustedes;
    los sostendré y los libraré.
  • Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los inconstantes, purifiquen su corazón!
  • Cuando Dios resucitó a su siervo, lo envió primero a ustedes para darles la bendición de que cada uno se convierta de sus maldades.
  • Así dice el Señor:
    «Deténganse en los caminos y miren;
    pregunten por los senderos antiguos.
    Pregunten por el buen camino,
    y no se aparten de él.
    Así hallarán el descanso anhelado.
    Pero ellos dijeron:
    “No lo seguiremos”.»
  • Vuélvanse a mí,
    y yo me volveré a ustedes
    —afirma el Señor Todopoderoso—.
  • Ahora bien —afirma el Señor—,
    vuélvanse a mí de todo corazón,
    con ayuno, llantos y lamentos.
  • Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”.
  • Josué replicó: —Desháganse de los dioses ajenos que todavía conservan. ¡Vuélvanse de todo corazón al Señor, Dios de Israel!
  • Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo de nuevo el mundo y vuelvo al Padre.
  • El Señor su Dios es compasivo y misericordioso. Si ustedes se vuelven a él, jamás los abandonará.
  • Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor.
  • El que con sabios anda, sabio se vuelve;
    el que con necios se junta, saldrá mal parado.
  • Rásguense el corazón
    y no las vestiduras.
    Vuélvanse al Señor su Dios,
    porque él es bondadoso y compasivo,
    lento para la ira y lleno de amor,
    cambia de parecer y no castiga.
  • He disipado tus transgresiones como el rocío,
    y tus pecados como la bruma de la mañana.
    Vuelve a mí, que te he redimido.
  • Vuelve a compadecerte de nosotros.
    Pon tu pie sobre nuestras maldades
    y arroja al fondo del mar todos nuestros pecados.
  • Piensa bien lo que le dirás,
    y vuélvete al Señor con este ruego:
    «Perdónanos nuestra perversidad,
    y recíbenos con benevolencia,
    pues queremos ofrecerte
    el fruto de nuestros labios.»
  • Ciertamente les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre.
  • Vuelvan a su sano juicio, como conviene, y dejen de pecar. En efecto, hay algunos de ustedes que no tienen conocimiento de Dios; para vergüenza de ustedes lo digo.
  • ¡Vuelve, apóstata Israel!
    No te miraré con ira
    —afirma el Señor—.
    No te guardaré rencor para siempre,
    porque soy misericordioso
    —afirma el Señor—.
  • ¡Oh gente adúltera! ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios.
  • Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción.
  • Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee.
  • Que abandone el malvado su camino,
    y el perverso sus pensamientos.
    Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios,
    que es generoso para perdonar,
    y de él recibirá misericordia.
  • No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia; al contrario, ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida, presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia.