- Dichosos los que van por caminos perfectos,
los que andan conforme a la ley del Señor. - Dichosos los que guardan sus estatutos
y de todo corazón lo buscan. - Te alabaré con integridad de corazón,
cuando aprenda tus justos juicios. - ¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra?
Viviendo conforme a tu palabra. - Yo te busco con todo el corazón;
no dejes que me desvíe de tus mandamientos. - En mi corazón atesoro tus dichos
para no pecar contra ti. - Me regocijo en el camino de tus estatutos
más que en todas las riquezas. - He optado por el camino de la fidelidad,
he escogido tus juicios. - Inclina mi corazón hacia tus estatutos
y no hacia las ganancias desmedidas. - Viviré con toda libertad,
porque he buscado tus preceptos. - Me doy prisa, no tardo nada
para cumplir tus mandamientos. - Jamás me olvidaré de tus preceptos,
pues con ellos me has dado vida. - Tu palabra es una lámpara a mis pies;
es una luz en mi sendero. - Tus estatutos son mi herencia permanente;
son el regocijo de mi corazón. - Tú eres mi escondite y mi escudo;
en tu palabra he puesto mi esperanza. - La exposición de tus palabras nos da luz,
y da entendimiento al sencillo. - Guía mis pasos conforme a tu promesa;
no dejes que me domine la iniquidad. - La suma de tus palabras es la verdad;
tus rectos juicios permanecen para siempre. - Los que aman tu ley disfrutan de gran bienestar,
y nada los hace tropezar. - Señor, líbrame de los labios mentirosos
y de las lenguas embusteras. - A las montañas levanto mis ojos;
¿de dónde ha de venir mi ayuda?
Mi ayuda proviene del Señor,
creador del cielo y de la tierra. - No permitirá que tu pie resbale;
jamás duerme el que te cuida. - El Señor te protegerá;
de todo mal protegerá tu vida.
El Señor te cuidará en el hogar y en el camino,
desde ahora y para siempre. - Nuestra ayuda está en el nombre del Señor,
creador del cielo y de la tierra. - Si el Señor no edifica la casa,
en vano se esfuerzan los albañiles.
Si el Señor no cuida la ciudad,
en vano hacen guardia los vigilantes.