- El necio menosprecia el consejo de su padre;
el prudente acepta la corrección. - Si no conviene al necio el lenguaje elocuente,
¡cuánto menos al príncipe el labio mentiroso! - ¿Quién es sabio para que sepa esto,
y prudente para que lo comprenda?
Porque los caminos de Jehová son rectos,
por ellos andarán los justos,
mas los rebeldes caerán en ellos. 
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