Versículos de la Biblia sobre '23'
- No te fatigues en adquirir riquezas,
deja de pensar en ellas. - La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu.
- No haréis junto a mí dioses de plata ni dioses de oro; no os los haréis.
- Jesús le dijo: «¿Cómo si tú puedes?». Todas las cosas son posibles para el que cree.
- Hijo mío, si tu corazón es sabio,
mi corazón también se me alegrará. - Por el Señor son ordenados los pasos del hombre,
y el Señor se deleita en su camino. - En todo trabajo hay ganancia,
pero el vano hablar conduce solo a la pobreza. - Ayunamos, pues, y pedimos a nuestro Dios acerca de esto, y Él escuchó nuestra súplica.
- Con toda diligencia guarda tu corazón,
porque de él brotan los manantiales de la vida. - Darán voces de júbilo mis labios, cuando te cante alabanzas,
y mi alma, que tú has redimido. - El orgullo del hombre lo humillará,
pero el de espíritu humilde obtendrá honores. - Todo es lícito, pero no todo es de provecho. Todo es lícito, pero no todo edifica.
- El hombre se alegra con la respuesta adecuada,
y una palabra a tiempo, ¡cuán agradable es! - El padre del justo se regocijará en gran manera,
y el que engendra un sabio se alegrará en él. - Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió.
- Todo aquel que niega al Hijo tampoco tiene al Padre; el que confiesa al Hijo tiene también al Padre.
- Del mandamiento de sus labios no me he apartado,
he atesorado las palabras de su boca más que mi comida. - Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.
- Volveos a mi reprensión:
he aquí, derramaré mi espíritu sobre vosotros,
os haré conocer mis palabras. - Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.
- Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
- Mas serviréis al Señor vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua; y yo quitaré las enfermedades de en medio de ti.
- Es el Todopoderoso; no le podemos alcanzar;
Él es grande en poder,
y no pervertirá el juicio ni la abundante justicia. - ¿Acaso me complazco yo en la muerte del impío —declara el Señor Dios— y no en que se aparte de sus caminos y viva?
- Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y echaron suertes, repartiéndose entre sí sus vestidos.
- Y mostraré mi grandeza y santidad, y me daré a conocer a los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy el Señor.
- Ahora pues, quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros, e inclinad vuestro corazón al Señor, Dios de Israel.
- El Señor es mi pastor,
nada me faltará.
En lugares de verdes pastos me hace descansar;
junto a aguas de reposo me conduce. - Cuando pones tus ojos en ella, ya no está.
Porque la riqueza ciertamente se hace alas,
como águila que vuela hacia los cielos. - Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
y en la casa del Señor moraré por largos días. - Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada.
- Aunque pase por el valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo;
tu vara y tu cayado me infunden aliento. - Dios no es hombre, para que mienta,
ni hijo de hombre, para que se arrepienta.
¿Lo ha dicho Él, y no lo hará?,
¿ha hablado, y no lo cumplirá? - ¿Podrá alguno esconderse en escondites
de modo que yo no lo vea? —declara el Señor.
¿No lleno yo los cielos y la tierra? —declara el Señor. - Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley.
- Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece.
- Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón;
pruébame y conoce mis inquietudes.
Y ve si hay en mí camino malo,
y guíame en el camino eterno. - Que las misericordias del Señor jamás terminan,
pues nunca fallan sus bondades;
son nuevas cada mañana;
¡grande es tu fidelidad! - Pero Él sabe el camino que tomo;
cuando me haya probado, saldré como el oro.
Mi pie ha seguido firme en su senda,
su camino he guardado y no me he desviado. - No os preocupéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por vuestro cuerpo, qué vestiréis. Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que la ropa.
- Y Jesús iba por toda Galilea, enseñando en sus sinagogas y proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
- Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús.
- En verdad os digo que cualquiera que diga a este monte: «Quítate y arrójate al mar», y no dude en su corazón, sino crea que lo que dice va a suceder, le será concedido.
- Sino que esto es lo que les mandé, diciendo: «Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien».
- Seis días se trabajará, pero el séptimo día será día de completo reposo, santa convocación en que no haréis trabajo alguno; es día de reposo al Señor dondequiera que habitéis.
- A ti, Dios de mis padres, doy yo gracias y alabo,
porque me has dado sabiduría y poder,
y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido,
pues el asunto del rey nos has dado a conocer. - Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo.
- Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien servís.
- Pues de ambos lados me siento apremiado, teniendo el deseo de partir y estar con Cristo, pues eso es mucho mejor; y sin embargo, continuar en la carne es más necesario por causa de vosotros.
- Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: He aquí, la virgen concebirá y dara a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros.
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