Versículos de la Biblia sobre 'Estad'
Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes. | Estad alerta, permaneced firmes en la fe, portaos varonilmente, sed fuertes. |
Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. | Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres. |
Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen. | Por eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá el Hijo del Hombre. |
Quédense quietos, reconozcan que yo soy Dios. ¡Yo seré exaltado entre las naciones! ¡Yo seré enaltecido en la tierra! | Estad quietos, y sabed que yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones, exaltado seré en la tierra. |
Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas. | Mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas. |
Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús. | Estad siempre gozosos; orad sin cesar; dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús. |
Por lo tanto, mis queridos hermanos, manténganse firmes e inconmovibles, progresando siempre en la obra del Señor, conscientes de que su trabajo en el Señor no es en vano. | Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. |
Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud. | Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud. |
Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia, y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. | Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, revestidos con la coraza de la justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz; en todo, tomando el escudo de la fe con el que podréis apagar todos los dardos encendidos del maligno. |
Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes. | Sino santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, estando siempre preparados para presentar defensa ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros, pero hacedlo con mansedumbre y reverencia. |
Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. | Sed de espíritu sobrio, estad alerta. Vuestro adversario, el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar. |
¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes. | Y les dijo: Estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes. |
El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha estado pecando desde el principio. El Hijo de Dios fue enviado precisamente para destruir las obras del diablo. | El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo. |
En efecto, si hemos estado unidos con él en su muerte, sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. Sabemos que nuestra vieja naturaleza fue crucificada con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado. | Porque si hemos sido unidos a Él en la semejanza de su muerte, ciertamente lo seremos también en la semejanza de su resurrección, sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Él, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado. |
Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y mantente fiel. | Confía en el Señor, y haz el bien; habita en la tierra, y cultiva la fidelidad. |
Dichosos los que guardan sus estatutos y de todo corazón lo buscan. | ¡Cuán bienaventurados son los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan! |
Tus estatutos son mi herencia permanente; son el regocijo de mi corazón. | Tus testimonios he tomado como herencia para siempre, porque son el gozo de mi corazón. |
Me regocijo en el camino de tus estatutos más que en todas las riquezas. | Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que en todas las riquezas. |
Inclina mi corazón hacia tus estatutos y no hacia las ganancias desmedidas. | Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la ganancia deshonesta. |
Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. | Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. |
En Cristo Jesús de nada vale estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor. | Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor. |
¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir adonde antes estaba? | ¿Pues qué si vierais al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba? |
Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él. | Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas. |
Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado. | Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado. |
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. | Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados. |
Versículo de la Biblia del día
Los ojos del Señor están sobre los justos,y sus oídos, atentos a sus oraciones.