- Pues no por su espada tomaron posesión de la tierra,
ni su brazo los salvó,
sino tu diestra y tu brazo, y la luz de tu presencia,
porque te complaciste en ellos. - Y Él me ha dicho: Te basta mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, muy gustosamente me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí.
- Jamás me olvidaré de tus preceptos,
porque por ellos me has vivificado. - Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero, pero pierde su alma? O ¿qué dará un hombre a cambio de su alma?
- Porque tú eres mi roca y mi fortaleza,
y por amor de tu nombre me conducirás y me guiarás. - Sed misericordiosos, así como vuestro Padre es misericordioso.
- Por la mañana hazme oír tu misericordia,
porque en ti confío;
enséñame el camino por el que debo andar,
pues a ti elevo mi alma. - Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
- Aun antes de que haya palabra en mi boca,
he aquí, oh Señor, tú ya la sabes toda. - Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.
- Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que invocan al Señor con un corazón puro.
- Que las misericordias del Señor jamás terminan,
pues nunca fallan sus bondades;
son nuevas cada mañana;
¡grande es tu fidelidad! - Pues así como en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, que somos muchos, somos un cuerpo en Cristo e individualmente miembros los unos de los otros.
- ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.
- Porque ninguna cosa será imposible para Dios.
- Pues todos los que han pecado sin la ley, sin la ley también perecerán; y todos los que han pecado bajo la ley, por la ley serán juzgados.
- También por la fe Sara misma recibió fuerza para concebir, aun pasada ya la edad propicia, pues consideró fiel al que lo había prometido.
- Porque por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de Él; pues por medio de la ley viene el conocimiento del pecado.
- Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
- Oh Señor Dios, por eso tú eres grande; pues no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
- Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.
- ¿Por qué te abates, alma mía,
y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios, pues he de alabarle otra vez.
¡Él es la salvación de mi ser, y mi Dios! - Pero que el hermano de condición humilde se gloríe en su alta posición, y el rico en su humillación, pues él pasará como la flor de la hierba.
- Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.
- Pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios.
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