Que irradie tu faz sobre tu siervo; por tu gran amor, sálvame. | Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; Sálvame por tu misericordia. |
“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente” —le respondió Jesús—. | Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. |
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Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. | Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento. |
No me niegues, Señor, tu misericordia; que siempre me protejan tu amor y tu verdad. | Jehová, no retengas de mí tus misericordias; Tu misericordia y tu verdad me guarden siempre. |
Como respuesta el hombre citó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. | Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. |
Observa el día sábado, y conságraselo al Señor tu Dios, tal como él te lo ha ordenado. Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero observa el séptimo día como día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu burro, ni ninguno de tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. De ese modo podrán descansar tu esclavo y tu esclava, lo mismo que tú. | Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo a Jehová tu Dios; ninguna obra harás tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como tú. |
Tuya es, Señor, la salvación; ¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah | La salvación es de Jehová; Sobre tu pueblo sea tu bendición. Selah |
La gloria, Señor, no es para nosotros; no es para nosotros, sino para tu nombre, por causa de tu amor y tu verdad. | No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros, Sino a tu nombre da gloria, Por tu misericordia, por tu verdad. |
Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios. | Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. |
Mi boca rebosa de alabanzas a tu nombre, y todo el día proclama tu grandeza. | Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día. |
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Que tu buen Espíritu me guíe por un terreno sin obstáculos. | Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud. |
Tú eres mi escondite y mi escudo; en tu palabra he puesto mi esperanza. | Mi escondedero y mi escudo eres tú; En tu palabra he esperado. |
Pero, si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás. | Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios, lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y de toda tu alma. |
Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu ley la llevo dentro de mí. | El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón. |
Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron. | Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. |
Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. | Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. |
Pero tú, Señor, reinas por siempre; tu trono permanece eternamente. | Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre; Tu trono de generación en generación. |
Instrúyeme, Señor, en tu camino para conducirme con fidelidad. Dame integridad de corazón para temer tu nombre. | Enséñame, oh Jehová, tu camino; caminaré yo en tu verdad; Afirma mi corazón para que tema tu nombre. |
Pero tú, Señor, me rodeas cual escudo; tú eres mi gloria; ¡tú mantienes en alto mi cabeza! | Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza. |
Porque tú, Señor, bendices a los justos; cual escudo los rodeas con tu buena voluntad. | Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; Como con un escudo lo rodearás de tu favor. |
¡Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible. | !!Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti. |
Pues tu amor es tan grande que llega a los cielos; ¡tu verdad llega hasta el firmamento! | Porque grande es hasta los cielos tu misericordia, Y hasta las nubes tu verdad. |
Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. | Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. |
Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía. | Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, Y tu derecho como el mediodía. |
No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre. No vayas a la casa de tu hermano cuando tengas un problema. Más vale vecino cercano que hermano distante. | No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; Ni vayas a la casa de tu hermano en el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos. |