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Versículos de la Biblia sobre 'Que pide Dios de ti'

  • Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, Él mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá.
  • Aparta de ti la boca perversa,
    y aleja de ti los labios falsos.
  • Guíame en tu verdad y enséñame,
    porque tú eres el Dios de mi salvación;
    en ti espero todo el día.
  • ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?
    Y fuera de ti, nada deseo en la tierra.
  • Mi alma tiene sed de Dios, del Dios viviente;
    ¿cuándo vendré y me presentaré delante de Dios?
  • El Señor tu Dios está en medio de ti,
    guerrero victorioso;
    se gozará en ti con alegría,
    en su amor guardará silencio,
    se regocijará por ti con cantos de júbilo.
  • Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno.
    ¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti,
    sino solo practicar la justicia, amar la misericordia,
    y andar humildemente con tu Dios?
  • Yo dije al Señor: Tú eres mi Señor;
    ningún bien tengo fuera de ti.
  • El impío pide prestado y no paga,
    mas el justo es compasivo y da.
  • No hay santo como el Señor;
    en verdad, no hay otro fuera de ti,
    ni hay roca como nuestro Dios.
  • Señor, todo mi anhelo está delante de ti,
    y mi suspiro no te es oculto.
  • Pero yo pondré mis ojos en el Señor,
    esperaré en el Dios de mi salvación;
    mi Dios me oirá.
  • Oh Señor Dios, por eso tú eres grande; pues no hay nadie como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos.
  • En Dios descansan mi salvación y mi gloria;
    la roca de mi fortaleza, mi refugio, está en Dios.
  • He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí?
  • Oh Dios, tú eres mi Dios; te buscaré con afán.
    Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela
    cual tierra seca y árida donde no hay agua.
  • Y ahora, Israel, ¿qué requiere de ti el Señor tu Dios, sino que temas al Señor tu Dios, que andes en todos sus caminos, que le ames y que sirvas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, y que guardes los mandamientos del Señor y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu bien?
  • Mas serviréis al Señor vuestro Dios, y Él bendecirá tu pan y tu agua; y yo quitaré las enfermedades de en medio de ti.
  • Protégeme, oh Dios, pues en ti me refugio.
  • El Señor te bendiga y te guarde;
    el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti,
    y tenga de ti misericordia;
    el Señor alce sobre ti su rostro,
    y te dé paz.
  • Mas yo he sido el Señor tu Dios
    desde la tierra de Egipto;
    no reconocerás a otro dios fuera de mí,
    pues no hay más salvador que yo.
  • Así pues, guardarás sus estatutos y sus mandamientos que yo te ordeno hoy, a fin de que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, y para que prolongues tus días sobre la tierra que el Señor tu Dios te da para siempre.
  • A ti, Dios de mis padres, doy yo gracias y alabo,
    porque me has dado sabiduría y poder,
    y ahora me has revelado lo que te habíamos pedido,
    pues el asunto del rey nos has dado a conocer.
  • Y vio Dios sus acciones, que se habían apartado de su mal camino; entonces se arrepintió Dios del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo.
  • Oh Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos;
    haz resplandecer tu rostro sobre nosotros y seremos salvos.
  • Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros.
  • Ahora pues, quitad los dioses extranjeros que están en medio de vosotros, e inclinad vuestro corazón al Señor, Dios de Israel.
  • Porque los montes serán quitados y las colinas temblarán,
    pero mi misericordia no se apartará de ti,
    y el pacto de mi paz no será quebrantado
    —dice el Señor, que tiene compasión de ti.
  • Buscad lo bueno y no lo malo, para que viváis;
    y así sea con vosotros el Señor, Dios de los ejércitos,
    tal como habéis dicho.
  • De día mandará el Señor su misericordia,
    y de noche su cántico estará conmigo;
    elevaré una oración al Dios de mi vida.
  • El día en que temo,
    yo en ti confío.
  • Y el Dios de la esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
  • El Señor irá delante de ti; Él estará contigo, no te dejará ni te desamparará; no temas ni te acobardes.
  • Pidiendo que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él.
  • Pues por esto también pagáis impuestos, porque los gobernantes son servidores de Dios, dedicados precisamente a esto.
  • Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
    oh Señor, roca mía y redentor mío.
  • Y que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener el mismo sentir los unos para con los otros conforme a Cristo Jesús.
  • Todo aquel que confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios.
  • Ayúdanos oh Dios de nuestra salvación,
    por la gloria de tu nombre;
    líbranos y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre.
  • Y el Dios de paz aplastará pronto a Satanás debajo de vuestros pies.
    La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
  • En mi angustia invoqué al Señor,
    y clamé a mi Dios;
    desde su templo oyó mi voz,
    y mi clamor delante de Él llegó a sus oídos.
  • Por tanto, habiendo pasado por alto los tiempos de ignorancia, Dios declara ahora a todos los hombres, en todas partes, que se arrepientan.
  • ¡La Roca! Su obra es perfecta,
    porque todos sus caminos son justos;
    Dios de fidelidad y sin injusticia,
    justo y recto es Él.
  • Como el ciervo anhela las corrientes de agua,
    así suspira por ti, oh Dios, el alma mía.
  • Por lo demás, hermanos, regocijaos, sed perfectos, confortaos, sed de un mismo sentir, vivid en paz; y el Dios de amor y paz será con vosotros.
  • La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti;
    átalas a tu cuello,
    escríbelas en la tabla de tu corazón.
    Así hallarás favor y buena estimación
    ante los ojos de Dios y de los hombres.
  • Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
  • Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
  • Entonces Jesús dijo: Por un poco más de tiempo estoy con vosotros; después voy al que me envió.
  • Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.