- El que perdona la ofensa cultiva el amor;
el que insiste en la ofensa divide a los amigos. - Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús, porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.
- Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.
- Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque de él mana la vida. - ¿Por qué estás tan abatida, alma mía?
¿Por qué estás angustiada?
En Dios pondré mi esperanza
y lo seguiré alabando.
¡Él es mi salvación y mi Dios! - No se contenten solo con oír la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.
- Porque yo soy el Señor tu Dios,
que sostiene tu mano derecha;
yo soy quien te dice:
“No temas, yo te ayudaré”. - Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento.
- El agua refleja el rostro;
el corazón refleja la persona. - Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados; yo les daré descanso.
- Clama a mí y te responderé; te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes.
- Den gracias al Señor porque él es bueno;
su gran amor perdura para siempre. - No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cómo es la voluntad de Dios: buena, agradable y perfecta.
- ¡Cuán bueno y cuán agradable es
que los hermanos convivan en armonía! - Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito.
- Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.
- Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
- Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir la misericordia y encontrar la gracia que nos ayuden oportunamente.
- Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio.
- ¡Que todo lo que respira alabe al Señor!
¡Aleluya! - Tu palabra es una lámpara a mis pies;
es una luz en mi sendero. - En todo tiempo ama el amigo;
para ayudar en la adversidad nació el hermano. - Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
- Podrán desfallecer mi cuerpo y mi corazón,
pero Dios es la roca de mi corazón;
él es mi herencia eterna. - Nosotros amamos porque él nos amó primero.
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