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Versículos de la Biblia sobre 'He'

  • He optado por el camino de la fidelidad,
    he escogido tus juicios.
  • No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento.
  • Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.
  • Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado.
  • No me he apartado de los mandamientos de sus labios;
    en lo más profundo de mi ser
    he atesorado las palabras de su boca.
  • No he venido a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan.
  • He disipado tus transgresiones como el rocío,
    y tus pecados como la bruma de la mañana.
    Vuelve a mí, que te he redimido.
  • No crean que he venido a traer paz a la tierra. No vine a traer paz, sino espada.
  • He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.
  • Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
  • Ustedes saben que no he vacilado en predicarles todo lo que les fuera de provecho, sino que les he enseñado públicamente y en las casas.
  • Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa.
  • Tú eres mi escondite y mi escudo;
    en tu palabra he puesto mi esperanza.
  • Espero al Señor, lo espero con toda el alma;
    en su palabra he puesto mi esperanza.
  • Regresa y dile a Ezequías, gobernante de mi pueblo, que así dice el Señor, Dios de su antepasado David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, y en tres días podrás subir al templo del Señor.”
  • Viviré con toda libertad,
    porque he buscado tus preceptos.
  • Él, en cambio, conoce mis caminos;
    si me pusiera a prueba, saldría yo puro como el oro.
    En sus sendas he afirmado mis pies;
    he seguido su camino sin desviarme.
  • He colocado mi arcoíris en las nubes, el cual servirá como señal de mi pacto con la tierra.
  • Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú.
    Fuera de ti, no poseo bien alguno».
  • No digo esto porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho en cualquier situación en que me encuentre.
  • El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia.
  • Sean ustedes santos, porque yo, el Señor, soy santo, y los he distinguido entre las demás naciones, para que sean míos.
  • Pero de una cosa estoy seguro:
    he de ver la bondad del Señor
    en esta tierra de los vivientes.
  • Por la mañana hazme saber de tu gran amor,
    porque en ti he puesto mi confianza.
    Señálame el camino que debo seguir,
    porque a ti elevo mi alma.
  • Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos.
  • Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros.
  • Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
  • Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros.
  • Así nos lo ha mandado el Señor:
    “Te he puesto por luz para las naciones,
    a fin de que lleves mi salvación hasta los confines de la tierra“.
  • Mientras ayunaban y participaban en el culto al Señor, el Espíritu Santo dijo: «Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el trabajo al que los he llamado».
  • Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado.
  • Pero vayan y aprendan qué significa esto: “Lo que pido de ustedes es misericordia y no sacrificios”. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.
  • Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que les he dicho.
  • Yo te guío por el camino de la sabiduría,
    te dirijo por sendas de rectitud.
  • Pero yo he puesto mi esperanza en el Señor;
    yo espero en el Dios de mi salvación.
    ¡Mi Dios me escuchará!
  • Suéltame, porque todavía no he vuelto al Padre. Ve más bien a mis hermanos y diles: “Vuelvo a mi Padre, que es Padre de ustedes; a mi Dios, que es Dios de ustedes”.
  • El Señor le dijo a Moisés: «Sube a encontrarte conmigo en el monte, y quédate allí. Voy a darte las tablas con la ley y los mandamientos que he escrito para guiarlos en la vida».
  • Ya te lo he ordenado: ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas.
  • Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.
  • Si no me hacen caso ni se deciden a honrar mi nombre —dice el Señor Todopoderoso—, les enviaré una maldición, y maldeciré sus bendiciones. Ya las he maldecido, porque ustedes no se han decidido a honrarme.
  • En mi corazón atesoro tus dichos
    para no pecar contra ti.
  • He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.
  • Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio.
  • El ayuno que he escogido,
    ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia
    y desatar las correas del yugo,
    poner en libertad a los oprimidos
    y romper toda atadura?
  • Pero el Señor le dijo a Samuel: —No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.
  • Me regocijo en el camino de tus estatutos
    más que en todas las riquezas.
  • Yo fortaleceré a la tribu de Judá
    y salvaré a los descendientes de José.
    Me he compadecido de ellos
    y los haré volver.
    Será como si nunca los hubiera rechazado,
    porque yo soy el Señor su Dios,
    y les responderé.
  • Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo de nuevo el mundo y vuelvo al Padre.
  • Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte.
  • Sé lo que es vivir en la pobreza, y lo que es vivir en la abundancia. He aprendido a vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre, a tener de sobra como a sufrir escasez.