DailyVerses.netTemasVersículo al AzarRegistrar

Versículos de la Biblia sobre 'Tu eres'

  • Toda tú eres bella, amada mía;
    no hay en ti defecto alguno.
  • Pero tú, Señor, eres el escudo que me protege;
    tú eres mi gloria;
    tú mantienes en alto mi cabeza.
  • Tú eres mi escondite y mi escudo;
    en tu palabra he puesto mi esperanza.
  • Sáname, Señor, y seré sanado;
    sálvame y seré salvo,
    porque tú eres mi alabanza.
  • Enséñame a hacer tu voluntad,
    porque tú eres mi Dios.
    Que tu buen Espíritu me guíe
    por un terreno firme.
  • Tú eres mi refugio;
    tú me protegerás del peligro
    y me rodearás con cánticos de liberación. Selah
  • Tú eres fiel con quien es fiel
    e íntegro con quien es íntegro.
  • Encamíname en tu verdad.
    Y enséñame,
    porque tú eres mi Dios y mi salvación.
    ¡En ti pongo mi esperanza todo el día!
  • A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre;
    nosotros somos el barro y tú el alfarero.
    Todos somos obra de tu mano.
  • Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza,
    dirígeme por amor a tu nombre.
  • Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú.
    Fuera de ti, no poseo bien alguno».
  • Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —preguntó Jesús. —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro.
  • Señor, tú eres mi Dios;
    te exaltaré y alabaré tu nombre
    porque has hecho maravillas.
    Desde tiempos antiguos
    tus planes son fieles y seguros.
  • Tú, Señor, eres bueno y perdonador;
    tu gran amor se derrama sobre todos los que te invocan.
  • Oh Dios, tú eres mi Dios;
    yo te busco intensamente.
    Mi alma tiene sed de ti;
    todo mi ser te anhela,
    cual tierra seca, sedienta y sin agua.
  • Desde antes que nacieran los montes
    y que crearas la tierra y el mundo,
    desde los tiempos antiguos
    y hasta los tiempos postreros,
    tú eres Dios.
  • Yo te digo que tú eres Pedro. Sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas de los dominios de la muerte no prevalecerán contra ella.
  • Pero yo cantaré a tu poder
    y por la mañana alabaré tu amor;
    porque tú eres mi protector,
    mi refugio en momentos de angustia.
  • No hay más que un solo Legislador y Juez, aquel que puede salvar y destruir. Tú, en cambio, ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?
  • Sin embargo, es tal tu compasión que no los destruiste ni abandonaste, porque eres Dios misericordioso y compasivo.
  • Soy yo mismo el que los consuela.
    ¿Quién eres tú, que temes a los hombres,
    a simples mortales, que no son más que hierba?
  • Que tú, Señor, eres todo amor;
    que tú pagarás a cada uno
    según lo que merezcan sus obras.
  • Porque eres precioso a mis ojos
    y digno de honra, yo te amo.
    A cambio de ti entregaré pueblos;
    a cambio de tu vida entregaré naciones.
  • El que habita al abrigo del Altísimo
    descansará a la sombra del Todopoderoso.
    Yo digo al Señor: «Tú eres mi refugio,
    mi fortaleza, el Dios en quien confío».
  • ¡Qué grande eres, mi Señor y Dios! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú y que aparte de ti no hay Dios.
  • ¿Quién eres tú para juzgar al siervo de otro? Que se mantenga firme o que caiga es asunto de su propio señor. Y se mantendrá firme, porque el Señor tiene poder para sostenerlo.
  • Pero ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido.
  • Un día en que todos acudían a Juan para que los bautizara, Jesús fue bautizado también. Y mientras oraba, se abrió el cielo y el Espíritu Santo bajó sobre él en forma de paloma. Entonces se oyó una voz que desde el cielo decía: «Tú eres mi Hijo amado; estoy muy complacido contigo».
  • De ti proceden la riqueza y el honor;
    tú lo gobiernas todo.
    En tus manos están la fuerza y el poder;
    y eres tú quien engrandece y fortalece a todos.
  • Acuérdate, Señor, de tu misericordia y gran amor,
    que siempre me has mostrado.
    Olvida los pecados y las transgresiones
    que cometí en mi juventud.
    Acuérdate de mí según tu gran amor,
    porque tú, Señor, eres bueno.
  • “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” —respondió Jesús—.
  • Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo;
    por tu gran amor, sálvame.
  • Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
  • Por tanto, no tienes excusa tú, quienquiera que seas, cuando juzgas a los demás, pues al juzgar a otros te condenas a ti mismo, ya que practicas las mismas cosas.
  • No me niegues, Señor, tu misericordia;
    que siempre me protejan tu amor y tu verdad.
  • Como respuesta el hombre citó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
  • Mi boca rebosa de tu alabanza
    y todo el día proclama tu grandeza.
  • Observa el día sábado para santificarlo, tal como el Señor tu Dios te lo ha ordenado. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu burro, ni ninguno de tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Así podrán descansar tu esclavo y tu esclava, lo mismo que tú.
  • Tuya es, Señor, la salvación;
    ¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah
  • Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.
  • La gloria, Señor, no es para nosotros;
    no es para nosotros, sino para tu nombre,
    por causa de tu gran amor y tu fidelidad.
  • Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —contestaron.
  • Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad;
    tu Ley la llevo dentro de mí.
  • Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.
  • El Señor te cuidará;
    de todo mal guardará tu vida.
    El Señor cuidará tu salida y tu entrada,
    desde ahora y para siempre.
  • Aun si voy
    por valles tenebrosos,
    no temeré ningún mal
    porque tú estás a mi lado;
    tu vara y tu bastón me reconfortan.
  • Porque tú, Señor, bendices al justo;
    cual escudo lo rodeas con tu buena voluntad.
  • Instrúyeme, Señor, en tu camino
    para conducirme con fidelidad.
    Dame integridad de corazón
    para temer tu nombre.
  • Pues tu gran amor se eleva hasta los cielos
    y tu verdad llega hasta las nubes.
  • ¡Ah, mi Señor y Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible.