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Ley (3/5)

¡Aleluya! Cuán bienaventurado es el hombre que teme al Señor, que mucho se deleita en sus mandamientos.¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Dichoso el que teme al Señor, el que halla gran deleite en sus mandamientos.
De Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído.Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la ley han roto con Cristo; han caído de la gracia.
La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo.La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo.
El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen entendimiento tienen todos los que practican sus mandamientos; su alabanza permanece para siempre.El principio de la sabiduría es el temor del Señor; buen juicio demuestran quienes cumplen sus preceptos. ¡Su alabanza permanece para siempre!
Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.El segundo se parece a este: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Por tanto, hermanos, sabed que por medio de Él os es anunciado el perdón de los pecados; y que de todas las cosas de que no pudisteis ser justificados por la ley de Moisés, por medio de Él, todo aquel que cree es justificado.Por tanto, hermanos, sepan que por medio de Jesús se les anuncia a ustedes el perdón de los pecados. Ustedes no pudieron ser justificados de esos pecados por la ley de Moisés, pero todo el que cree es justificado por medio de Jesús.
No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque el Señor no tendrá por inocente a quien tome su nombre en vano.No uses el nombre del Señor tu Dios en falso. Yo, el Señor, no tendré por inocente a quien se atreva a usar mi nombre en falso.
Inclina mi corazón a tus testimonios y no a la ganancia deshonesta.Inclina mi corazón hacia tus estatutos y no hacia las ganancias desmedidas.
Nosotros somos judíos de nacimiento y no pecadores de entre los gentiles; sin embargo, sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley; puesto que por las obras de la ley nadie será justificado.Nosotros somos judíos de nacimiento y no “pecadores paganos”. Sin embargo, al reconocer que nadie es justificado por las obras que demanda la ley, sino por la fe en Jesucristo, también nosotros hemos puesto nuestra fe en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe en él y no por las obras de la ley; porque por estas nadie será justificado.
Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: que nos amemos unos a otros.Este es el mensaje que han oído desde el principio: que nos amemos los unos a los otros.
Si alguno peca y hace cualquiera de las cosas que el Señor ha mandado que no se hagan, aunque no se dé cuenta, será culpable y llevará su castigo.Si alguien peca inadvertidamente e incurre en algo que los mandamientos del Señor prohíben, es culpable y sufrirá las consecuencias de su pecado.
El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama será amado por mi Padre; y yo lo amaré y me manifestaré a él.¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.
La suma de tu palabra es verdad, y cada una de tus justas ordenanzas es eterna.La suma de tus palabras es la verdad; tus rectos juicios permanecen para siempre.
Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.Todo el que comete pecado quebranta la ley; de hecho, el pecado es transgresión de la ley.
No hago nula la gracia de Dios, porque si la justicia viene por medio de la ley, entonces Cristo murió en vano.No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.
No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir.No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento.
Con rectitud de corazón te daré gracias, al aprender tus justos juicios.Te alabaré con integridad de corazón, cuando aprenda tus justos juicios.
Yo soy el Señor vuestro Dios; andad en mis estatutos, guardad mis decretos y ponedlos por obra. Y santificad mis días de reposo; y que sean una señal entre yo y vosotros, para que sepáis que yo soy el Señor vuestro Dios.Yo soy el Señor su Dios. Sigan mis decretos, obedezcan mis leyes y observen mis sábados como días consagrados a mí, como señal entre ustedes y yo, para que reconozcan que yo soy el Señor su Dios.
Así, pues, guardaréis mis mandamientos y los cumpliréis; yo soy el Señor.Obedezcan mis mandamientos y pónganlos por obra. Yo soy el Señor.
Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos.Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos.
El que guarda el mandamiento guarda su alma, mas el que menosprecia sus caminos morirá.El que cumple el mandamiento cumple consigo mismo; el que descuida su conducta morirá.
Tus testimonios he tomado como herencia para siempre, porque son el gozo de mi corazón.Tus estatutos son mi herencia permanente; son el regocijo de mi corazón.
No añadiréis nada a la palabra que yo os mando, ni quitaréis nada de ella, para que guardéis los mandamientos del Señor vuestro Dios que yo os mando.No añadan ni quiten palabra alguna a esto que yo les ordeno. Más bien, cumplan los mandamientos del Señor su Dios.
Pero ahora, aparte de la ley, la justicia de Dios ha sido manifestada, atestiguada por la ley y los profetas; es decir, la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen; porque no hay distinción.Pero ahora, sin la mediación de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, de la que dan testimonio la ley y los profetas. Esta justicia de Dios llega, mediante la fe en Jesucristo, a todos los que creen. De hecho, no hay distinción.
Fortaleza para el íntegro es el camino del Señor, pero ruina para los que obran iniquidad.El camino del Señor es refugio de los justos y ruina de los malhechores.

Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, y tu corazón guarde mis mandamientos, porque largura de días y años de vida y paz te añadirán.Hijo mío, no te olvides de mis enseñanzas; más bien, guarda en tu corazón mis mandamientos. Porque prolongarán tu vida muchos años y te traerán prosperidad.
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Versículo de la Biblia del día

En tu mano están mis años;
líbrame de la mano de mis enemigos, y de los que me persiguen.

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Versículo de la Biblia al Azar

¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho,
sin compadecerse del hijo de sus entrañas?
Aunque ellas se olvidaran, yo no te olvidaré.
He aquí, en las palmas de mis manos, te he grabado;
tus muros están constantemente delante de mí.
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