- Acuérdate, oh Señor, de tu compasión y de tus misericordias,
que son eternas.
No te acuerdes de los pecados de mi juventud ni de mis transgresiones;
acuérdate de mí conforme a tu misericordia,
por tu bondad, oh Señor. - Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros.
- Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado.
- Y los que están en la carne no pueden agradar a Dios.
- Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
- ¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada,
cuyo pecado es cubierto! - Porque la paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
- La memoria del justo es bendita,
pero el nombre del impío se pudrirá. - Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor.
- Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis oportunidad al diablo.
- El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley.
- Así será que cuando llegue a ser culpable de cualquiera de estas cosas, confesará aquello en que ha pecado.
- Arrepentíos y apartaos de todas vuestras transgresiones, para que la iniquidad no os sea piedra de tropiezo.
- ¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?
- Pues tendré misericordia de sus iniquidades,
y nunca más me acordaré de sus pecados. - Hay camino que al hombre le parece derecho,
pero al final, es camino de muerte. - El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo.
- Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne.
- Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.
- Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.
- Hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos hecho lo malo, nos hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas.
- Si alguno peca y hace cualquiera de las cosas que el Señor ha mandado que no se hagan, aunque no se dé cuenta, será culpable y llevará su castigo.
- Sed sobrios, como conviene, y dejad de pecar; porque algunos no tienen conocimiento de Dios. Para vergüenza vuestra lo digo.
- Pero la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuera dada a todos los que creen.
- Venid ahora, y razonemos
—dice el Señor—
aunque vuestros pecados sean como la grana,
como la nieve serán emblanquecidos;
aunque sean rojos como el carmesí,
como blanca lana quedarán.
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