- Observen mis sábados y muestren reverencia por mi santuario. Yo soy el Señor.
- Él fortalece al cansado
y acrecienta las fuerzas del débil. - Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas, anunciando las buenas nuevas del reino, y sanando toda enfermedad y dolencia entre la gente.
- El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia.
- La gente chismosa revela los secretos;
la gente confiable es discreta. - Luego añadió: —Lo que sale de la persona es lo que la contamina. Porque de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, el engaño, el libertinaje, la envidia, la calumnia, la arrogancia y la necedad. Todos estos males vienen de adentro y contaminan a la persona.
- La vid se marchitó;
languideció la higuera;
se marchitaron los granados,
las palmeras, los manzanos,
¡todos los árboles del campo!
¡Y hasta la alegría de la gente acabó por marchitarse! - Desde mi angustia clamé al Señor,
y él respondió dándome libertad. - Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración.
- Pero, si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia.
- Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla?
- No debemos, pues, dormirnos como los demás, sino mantenernos alerta y en nuestro sano juicio.
- Dios no es un simple mortal
para mentir y cambiar de parecer.
¿Acaso no cumple lo que promete
ni lleva a cabo lo que dice? - Guía mis pasos conforme a tu promesa;
no dejes que me domine la iniquidad. - Ellos les decían: «En los últimos tiempos habrá burladores que vivirán según sus propias pasiones impías». Estos son los que causan divisiones y se dejan llevar por sus propios instintos, pues no tienen el Espíritu.
- En cuanto a las mujeres, quiero que ellas se vistan decorosamente, con modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro, ni perlas ni vestidos costosos. Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan servir a Dios.
- Si alguien peca inadvertidamente e incurre en algo que los mandamientos del Señor prohíben, es culpable y sufrirá las consecuencias de su pecado.
- Aunque uno se aparte del temor al Todopoderoso,
el amigo no le niega su lealtad. - El gran amor del Señor nunca se acaba,
y su compasión jamás se agota.
Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad! - Así que después de ayunar, orar e imponerles las manos, los despidieron.
- Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.
- Donde abundan los bienes, sobra quien se los gaste; ¿y qué saca de esto su dueño, aparte de contemplarlos?
- Vuelve a compadecerte de nosotros.
Pon tu pie sobre nuestras maldades
y arroja al fondo del mar todos nuestros pecados. - Los labios del justo destilan bondad;
de la boca del malvado brota perversidad. - Sáname, Señor, y seré sanado;
sálvame y seré salvado,
porque tú eres mi alabanza.