- A él le toca crecer, y a mí menguar.
- Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía.
- Observen mis sábados y muestren reverencia por mi santuario. Yo soy el Señor.
- Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
- Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes.
- Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí?
- Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes, me aborreció a mí.
- Todo mi ser te desea por las noches;
por la mañana mi espíritu te busca.
Pues, cuando tus juicios llegan a la tierra,
los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia. - De aquel que cree en mí, como dice la Escritura, brotarán ríos de agua viva.
- Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
- En cuanto a mí, jamás se me ocurra jactarme de otra cosa sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo.
- Aunque cambien de lugar las montañas
y se tambaleen las colinas,
no cambiará mi fiel amor por ti
ni vacilará mi pacto de paz,
—dice el Señor, que de ti se compadece—. - Esta es la oración al Dios de mi vida:
que de día el Señor mande su amor,
y de noche su canto me acompañe. - Por la mañana, Señor, escuchas mi clamor;
por la mañana te presento mis ruegos,
y quedo a la espera de tu respuesta. - Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa.
- Sáname, Señor, y seré sanado;
sálvame y seré salvado,
porque tú eres mi alabanza. - Y una voz del cielo decía: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él».
- Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
- Vuélvanse a mí,
y yo me volveré a ustedes
—afirma el Señor Todopoderoso—. - Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí.
- Por la mañana hazme saber de tu gran amor,
porque en ti he puesto mi confianza.
Señálame el camino que debo seguir,
porque a ti elevo mi alma. - He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.
- Ahora bien —afirma el Señor—,
vuélvanse a mí de todo corazón,
con ayuno, llantos y lamentos. - Aleja de mí la falsedad y la mentira;
no me des pobreza ni riquezas,
sino solo el pan de cada día. - Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.
Versículo de la Biblia del día
El necio desdeña la corrección de su padre;el que la acepta demuestra prudencia.