- Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que escogió por su heredad. - El que atiende a la palabra prospera.
¡Dichoso el que confía en el Señor! - Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré; jamás te abandonaré».
- Estén alerta y oren para que no caigan en tentación. El espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil.
- No me ofendan; no se hagan dioses de plata o de oro, ni los adoren.
- Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.
- Así que sométanse a Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.
- Sanen a los enfermos que encuentren allí y díganles: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes”.
- Acuérdate de tu creador
en los días de tu juventud,
antes que lleguen los días malos
y vengan los años en que digas:
«No encuentro en ellos placer alguno». - Honra a tu padre y a tu madre, para que disfrutes de una larga vida en la tierra que te da el Señor tu Dios.
- Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque el reino de los cielos les pertenece. - ¡Dichosos si sufren por causa de la justicia! «No teman lo que ellos temen, ni se dejen asustar».
- Y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí.
- Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles: —Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados.
- Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
- Dichoso aquel
a quien se le perdonan sus transgresiones,
a quien se le borran sus pecados. - Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy.
- El corazón del hombre traza su rumbo,
pero sus pasos los dirige el Señor. - Regresa y dile a Ezequías, gobernante de mi pueblo, que así dice el Señor, Dios de su antepasado David: “He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas. Voy a sanarte, y en tres días podrás subir al templo del Señor.”
- ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?
- El perverso provoca contiendas,
y el chismoso divide a los buenos amigos. - Señor, tú me examinas,
tú me conoces.
Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
aun a la distancia me lees el pensamiento. - Yo te guío por el camino de la sabiduría,
te dirijo por sendas de rectitud. - El dinero mal habido pronto se acaba;
quien ahorra, poco a poco se enriquece. - Eso es actuar como personas libres que no se valen de su libertad para disimular la maldad, sino que viven como siervos de Dios.