- ¿Quién es sabio?, el que entiende estas cosas;
¿quién tiene discernimiento?, el que las comprende.
Ciertamente son rectos los caminos del Señor:
en ellos caminan los justos,
mientras que allí tropiezan los rebeldes. - Piensen bien lo que dirán
y vuélvanse al Señor con este ruego:
«Perdónanos nuestras maldades
y recíbenos con benevolencia,
pues queremos ofrecerte
el fruto de nuestros labios.» - Les di de comer y quedaron saciados;
una vez satisfechos, se volvieron arrogantes
y se olvidaron de mí. - Pero yo soy el Señor tu Dios
desde que estabas en Egipto.
No conocerás a otro dios fuera de mí
ni hay otro salvador que no sea yo.






