- ¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él.
- ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia?
- Por tanto, acéptense mutuamente, así como Cristo los aceptó a ustedes para gloria de Dios.
- Sanen a los enfermos que encuentren allí y díganles: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes”.
- De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios —dijo Jesús.
- Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo.
- El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
- El amor no perjudica al prójimo. Así que el amor es el cumplimiento de la ley.
- No agravien al Espíritu Santo de Dios, con el cual fueron sellados para el día de la redención.
- Después de hablar con ellos, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
- Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!
- En efecto, nosotros somos colaboradores al servicio de Dios; y ustedes son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios.
- Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios.
- En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios.
- No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.
- Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe.
- Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados.
- Jesús le respondió: —Escrito está: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
- Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.
- No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre.
- Porque la paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor.
- Yo te aseguro que quien no nazca de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios —respondió Jesús—.
- Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido.
- De este modo, por la voluntad de Dios, llegaré a ustedes con alegría y podré descansar entre ustedes por algún tiempo.
- El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.