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Versículos de la Biblia sobre 'Día'

  • Pero no olviden, queridos hermanos, que para el Señor un día es como mil años y mil años, como un día.
  • Por lo tanto, no se preocupen por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas.
  • Bendito sea el Señor, nuestro Dios y Salvador,
    que día tras día sobrelleva nuestras cargas. Selah
  • Mi boca rebosa de tu alabanza
    y todo el día proclama tu grandeza.
  • Dios bendijo el séptimo día y lo santificó porque en ese día descansó de toda su obra creadora.
  • Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día.
  • Este es el día que hizo el Señor;
    regocijémonos y alegrémonos en él.
  • Todo el día se lo pasa codiciando,
    pero el justo da con generosidad.
  • Los cielos cuentan la gloria de Dios;
    la expansión proclama la obra de sus manos.
    Un día transmite el mensaje al otro día;
    una noche a la otra comparte sabiduría.
  • Mientras guardé silencio,
    mis huesos se fueron consumiendo
    por mi gemir de todo el día.
  • Trabajarán ustedes durante seis días, pero el séptimo día es de completo reposo; es un día de asamblea sagrada en mi honor, en el que no harán ningún trabajo. Dondequiera que ustedes vivan, será sábado consagrado al Señor.
  • Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza.
  • En el día de la ira de nada sirve ser rico,
    pero la justicia libra de la muerte.
  • Bueno es el Señor;
    es refugio en el día de la angustia
    y conoce a los que en él confían.
  • Danos hoy nuestro pan cotidiano.
  • Acuérdate del día sábado para santificarlo. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor los cielos y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y descansó el séptimo día. Por eso el Señor bendijo y consagró el día de reposo.
  • Mil años, para ti,
    son como el día de ayer, que ya pasó;
    son como una vigilia de la noche.
  • No agravien al Espíritu Santo de Dios con el que fueron sellados para el día de la redención.
  • El Señor será rey sobre toda la tierra. En aquel día el Señor será el único Dios y su nombre será el único nombre.
  • En el último día, el más solemne de la fiesta, Jesús se puso de pie y exclamó: —¡Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba!
  • Encamíname en tu verdad.
    Y enséñame,
    porque tú eres mi Dios y mi salvación.
    ¡En ti pongo mi esperanza todo el día!
  • Hay quien considera que un día tiene más importancia que otro, pero hay quien considera iguales todos los días. Cada uno debe estar firme en sus propias opiniones.
  • Esta es la oración al Dios de mi vida:
    que de día el Señor envíe su amor
    y de noche su canto me acompañe.
  • Así, pues, los que recibieron su mensaje fueron bautizados y aquel día se unieron a la iglesia unas tres mil personas.
  • Dirigiéndose a todos, declaró: —Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga.
  • Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado.
  • Por lo tanto, manténganse despiertos porque no saben qué día vendrá su Señor.
  • No dejaban de reunirse unánimes en el Templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la comida con alegría y generosidad, alabando a Dios y disfrutando de la estimación general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.
  • Y día tras día, en el Templo y de casa en casa, no dejaban de enseñar y anunciar las buenas noticias de que Jesús es el Cristo.
  • Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta el fin con firmeza.
  • Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.
  • Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte que se arrepiente, perdónalo.
  • En aquel día dirán:
    «Alaben al Señor, invoquen su nombre;
    den a conocer entre los pueblos sus obras;
    proclamen la grandeza de su nombre.»
  • Observa el día sábado para santificarlo, tal como el Señor tu Dios te lo ha ordenado. Trabaja seis días y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu burro, ni ninguno de tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Así podrán descansar tu esclavo y tu esclava, lo mismo que tú.
  • Todo esto demuestra que el Señor sabe librar de la tentación a los que viven con devoción a Dios, y sabe también guardar a los injustos para castigarlos en el día del juicio.
  • Vale más pasar un día en tus atrios
    que mil fuera de ellos;
    prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios
    que habitar entre los malvados.
  • No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre;
    ni vayas a la casa de tu hermano el día que tengas una desgracia.
    Más vale vecino cercano que hermano distante.
  • El día que yo actúe ellos serán mi propiedad exclusiva —dice el Señor de los Ejércitos—. Tendré compasión de ellos, como se compadece un hombre del hijo que le sirve.
  • Recita siempre el libro de la Ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.
  • Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos;
    pero cuando te lleguen los malos,
    piensa que unos y otros son obra de Dios,
    y que nadie sabe con qué habrá de encontrarse después.
  • Busquen al Señor, todos ustedes,
    los humildes de la tierra,
    los que obedecen sus órdenes.
    Busquen la justicia, busquen la humildad;
    tal vez encontrarán refugio
    en el día de la ira del Señor.
  • «Si dejas de profanar el sábado
    y no haces lo que deseas en mi día santo;
    si llamas al sábado “delicia”
    y al día santo del Señor, “honorable”;
    si te abstienes de profanarlo
    y lo honras no haciendo negocios
    ni profiriendo palabras inútiles,
    entonces hallarás tu gozo en el Señor;
    sobre las cumbres de la tierra te haré cabalgar
    y haré que te deleites en la herencia de tu padre Jacob».
    El Señor mismo lo ha dicho.
  • Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos.
  • Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras.
  • Aleja de mí la falsedad y la mentira;
    no me des pobreza ni riquezas,
    sino solo el pan de cada día.
  • No me he apartado de los mandamientos de sus labios;
    valoro más las palabras de su boca que mi pan de cada día.
  • No está aquí; ¡ha resucitado! Recuerden lo que dijo cuando todavía estaba con ustedes en Galilea: “El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres pecadores y ser crucificado, pero al tercer día resucitará”.
  • Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es su fortaleza».
  • Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacer algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca.
  • Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí con gran despliegue de fuerza y de poder. Por eso el Señor tu Dios te ordena respetar el día sábado.