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Versículos de la Biblia sobre 'Ella'

  • Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento.
  • Torre inexpugnable es el nombre del Señor;
    a ella corren los justos y se ponen a salvo.
  • Deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación.
  • Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella,
    el mundo y cuantos lo habitan.
  • Al oír esto, Jesús le dijo a Jairo: —No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada.
  • Sigan amándose unos a otros fraternalmente. No se olviden de practicar la hospitalidad, pues gracias a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
  • Habrá allí una calzada
    que será llamada Camino de santidad.
    No viajarán por ella los impuros,
    ni transitarán por ella los necios;
    será solo para los que siguen el camino.
  • Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.
  • Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella.
  • Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra.
  • Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.
  • La bendición del Señor trae riquezas,
    y nada se gana con preocuparse.
  • Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles: —Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados.
  • Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.
  • Pero, cuando él estaba considerando hacerlo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo.»
  • Sanen a los enfermos que encuentren allí y díganles: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes”.
  • La lengua que brinda alivio es árbol de vida;
    la lengua insidiosa deprime el espíritu.
  • Pero yo les digo que en el día del juicio todos tendrán que dar cuenta de toda palabra ociosa que hayan pronunciado.
  • Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran.
  • Así de dulce sea la sabiduría a tu alma;
    si das con ella, tendrás buen futuro;
    tendrás una esperanza que no será destruida.
  • ¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho,
    y dejar de amar al hijo que ha dado a luz?
    Aun cuando ella lo olvidara,
    ¡yo no te olvidaré!
    Grabada te llevo en las palmas de mis manos;
    tus muros siempre los tengo presentes.
  • Honroso es al hombre evitar la contienda,
    pero no hay necio que no inicie un pleito.
  • No añadan ni quiten palabra alguna a esto que yo les ordeno. Más bien, cumplan los mandamientos del Señor su Dios.
  • Porque esta desea lo que es contrario al Espíritu, y el Espíritu desea lo que es contrario a ella. Los dos se oponen entre sí, de modo que ustedes no pueden hacer lo que quieren.
  • También José, que era descendiente del rey David, subió de Nazaret, ciudad de Galilea, a Judea. Fue a Belén, la Ciudad de David, para inscribirse junto con María su esposa. Ella se encontraba encinta.
  • Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
  • Háganlo todo sin quejas ni contiendas, para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento, manteniendo en alto la palabra de vida.
  • Esta luz resplandece en las tinieblas,
    y las tinieblas no han podido extinguirla.
  • Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia;
    no olvides mis palabras ni te apartes de ellas.
  • Un sábado Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas, y estaba allí una mujer que por causa de un demonio llevaba dieciocho años enferma. Andaba encorvada y de ningún modo podía enderezarse. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: —Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Al mismo tiempo, puso las manos sobre ella, y al instante la mujer se enderezó y empezó a alabar a Dios. Indignado porque Jesús había sanado en sábado, el jefe de la sinagoga intervino, dirigiéndose a la gente: —Hay seis días en que se puede trabajar, así que vengan esos días para ser sanados, y no el sábado. —¡Hipócritas! —le contestó el Señor—. ¿Acaso no desata cada uno de ustedes su buey o su burro en sábado, y lo saca del establo para llevarlo a tomar agua? Sin embargo, a esta mujer, que es hija de Abraham, y a quien Satanás tenía atada durante dieciocho largos años, ¿no se le debía quitar esta cadena en sábado? Cuando razonó así, quedaron humillados todos sus adversarios, pero la gente estaba encantada de tantas maravillas que él hacía.
  • En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó.
  • ¿Acaso has podido verlas? ¡No existen!
    Es como si les salieran alas,
    pues se van volando como las águilas.
  • Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá en la tierra de la que vas a tomar posesión.
  • De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre, el cual exclamó:
    «Esta sí es hueso de mis huesos
    y carne de mi carne.
    Se llamará “mujer”
    porque del hombre fue sacada».
    Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y los dos llegarán a ser uno solo.