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Alegría (2/2)

  • Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero solo si uno está satisfecho con lo que tiene.
  • Cuando te vengan buenos tiempos, disfrútalos;
    pero cuando te lleguen los malos,
    piensa que unos y otros son obra de Dios,
    y que nadie sabe con qué habrá de encontrarse después.
  • Yo sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien mientras viva; y sé también que es un don de Dios que el hombre coma o beba y disfrute de todos sus afanes.
  • Me regocijo en el camino de tus mandatos
    más que en todas las riquezas.
  • A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios. Él nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos.
  • Aparentemente tristes, pero siempre alegres; pobres en apariencia, pero enriqueciendo a muchos; como si no tuviéramos nada, pero poseyéndolo todo.
  • El padre del justo experimenta gran regocijo;
    quien tiene un hijo sabio se deleita en él.
  • Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es su fortaleza».
  • ¡Anda, come tu pan con gozo! ¡Bebe tu vino con corazón alegre, que Dios ya se ha agradado de tus obras!
  • Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza.
  • Pero el ángel dijo: «No tengan miedo. Miren que traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo.»
  • Los preceptos del Señor son rectos:
    traen alegría al corazón.
    El mandamiento del Señor es claro:
    da luz a los ojos.
  • Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió y de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!».
  • Hijo mío, si tu corazón es sabio,
    también mi corazón se regocijará.
  • Sin embargo, no se alegren de que puedan someter a los espíritus, sino alégrense de que sus nombres están escritos en el cielo.
  • Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y ustedes saldrán saltando como becerros bien alimentados.
  • En los que planean el mal habita el engaño,
    pero hay gozo para los que promueven la paz.
  • Acuérdate de tu Creador
    en los días de tu juventud,
    antes de que lleguen los días malos
    y vengan los años en que digas:
    «No encuentro en ellos placer alguno».
  • Les digo que así es también en el cielo: habrá más alegría por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.
  • El futuro de los justos es dichoso;
    la esperanza de los malvados se desvanece.
  • Además, a quien Dios concede abundancia y riquezas, también concede comer de ellas, así como tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios.
  • Les digo que así mismo se alegran los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.
  • La vid se secó
    y la higuera se marchitó;
    el granado, la palmera, el manzano
    y todos los árboles del campo se secaron.
    Y hasta la alegría de la gente
    se marchitó.
  • El hijo sabio es la alegría de su padre;
    el hijo necio es el pesar de su madre.