- Busqué al Señor, y él me respondió;
me libró de todos mis temores. - Muy bien —le contestó el Señor—. Todas sus posesiones están en tus manos, con la condición de que a él no le pongas la mano encima. Dicho esto, Satanás se retiró de la presencia del Señor.
- Espero al Señor, lo espero con toda el alma;
en su palabra he puesto mi esperanza. - Así que el ángel me dijo: «Esta es la palabra del Señor para Zorobabel: “No será por la fuerza ni por ningún poder, sino por mi Espíritu —dice el Señor Todopoderoso—.”»
- El Señor está conmigo, y no tengo miedo;
¿qué me puede hacer un simple mortal? - ¡Refúgiense en el Señor y en su fuerza,
busquen siempre su presencia! - Tuya es, Señor, la salvación;
¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah - El Señor es refugio de los oprimidos;
es su baluarte en momentos de angustia. - Alaba, alma mía, al Señor;
alabe todo mi ser su santo nombre. - Tú, Señor, mantienes mi lámpara encendida;
tú, Dios mío, iluminas mis tinieblas. - ¡Levántate, Señor!
¡Levanta, oh Dios, tu brazo!
¡No te olvides de los indefensos! - Al llegar a este punto, Job se levantó, se rasgó las vestiduras, se rasuró la cabeza, y luego se dejó caer al suelo en actitud de adoración. Entonces dijo:
«Desnudo salí del vientre de mi madre,
y desnudo he de partir.
El Señor ha dado; el Señor ha quitado.
¡Bendito sea el nombre del Señor!» - Que tu gran amor, Señor, nos acompañe,
tal como lo esperamos de ti. - Observen mis sábados y muestren reverencia por mi santuario. Yo soy el Señor.
- Este es el día en que el Señor actuó;
regocijémonos y alegrémonos en él. - Por tanto, digo:
«El Señor es todo lo que tengo.
¡En él esperaré!» - Este pobre clamó, y el Señor le oyó
y lo libró de todas sus angustias. - Quiero alabarte, Señor, con todo el corazón,
y contar todas tus maravillas. - ¡Vuelve, apóstata Israel!
No te miraré con ira
—afirma el Señor—.
No te guardaré rencor para siempre,
porque soy misericordioso
—afirma el Señor—. - Y ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor tu Dios? Simplemente que le temas y andes en todos sus caminos, que lo ames y le sirvas con todo tu corazón y con toda tu alma, y que cumplas los mandamientos y los preceptos que hoy te manda cumplir, para que te vaya bien.
- Dichosos todos los que temen al Señor,
los que van por sus caminos. - Cantaré al Señor toda mi vida;
cantaré salmos a mi Dios mientras tenga aliento. - No bien decía: «Mis pies resbalan»,
cuando ya tu amor, Señor, venía en mi ayuda. - Pero el Señor le dijo a Samuel: —No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.
- Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella,
el mundo y cuantos lo habitan.