Versículos de la Biblia sobre 'SIN TI NO SOY NADA SENOR'
- Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios; si poseo todo conocimiento, si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada.
- En verdad, nada hace el Señor y Dios
sin antes revelar sus planes
a sus siervos los profetas. - ¡Ah, mi Señor y Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible.
- Porque para Dios no hay nada imposible.
- Por medio de él todas las cosas fueron creadas;
sin él, nada de lo creado llegó a existir. - Porque yo soy el Señor tu Dios,
que sostiene tu mano derecha;
yo soy quien te dice:
“No temas, yo te ayudaré”. - No hay nada encubierto que no llegue a revelarse ni nada escondido que no llegue a conocerse.
- Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.
- Como ciudad sin defensa y sin murallas
es quien no sabe dominarse. - Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú.
Fuera de ti, no poseo bien alguno». - ¿A quién tengo en el cielo sino a ti?
Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra. - Ustedes me llaman Maestro y Señor y dicen bien, porque lo soy.
- Señor, escucha mi oración,
atiende a mi clamor;
no te desentiendas de mi llanto.
Ante ti soy un extranjero,
alguien que está de paso, como todos mis antepasados. - Busquen la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
- Porque nada trajimos a este mundo y nada podemos llevarnos. Así que, si tenemos comida y ropa, contentémonos con eso.
- «¿Podrá el hombre hallar un escondite
donde yo no pueda encontrarlo?»,
afirma el Señor.
«¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra?»,
afirma el Señor. - Me doy prisa, no tardo nada
para cumplir tus mandamientos. - Y Moisés se quedó en el monte con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber nada. Allí, en las tablas, escribió los términos del pacto, es decir, los diez mandamientos.
- Yo soy el Señor, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí?
- Siempre tengo presente al Señor;
con él a mi derecha, nada me hará caer. - “¡Vuelve, apóstata Israel!
No te miraré con ira”,
afirma el Señor.
“No te guardaré rencor para siempre,
porque soy misericordioso”,
afirma el Señor. - Hasta ahora no han pedido nada en mi nombre. Pidan y recibirán para que su alegría sea completa.
- El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes pastos me hace descansar.
Junto a tranquilas aguas me conduce. - Obedezcan mis mandamientos y pónganlos por obra. Yo soy el Señor.
- Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis mandamientos y estatutos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor que les devuelve la salud.
- Pero yo soy el Señor tu Dios
desde que estabas en Egipto.
No conocerás a otro dios fuera de mí
ni hay otro salvador que no sea yo. - Yo soy el Señor su Dios. Sigan mis estatutos, obedezcan mis leyes y observen mis sábados como días consagrados a mí, como señal entre ustedes y yo, para que reconozcan que yo soy el Señor su Dios.
- Los leoncillos se debilitan y tienen hambre,
pero a los que buscan al Señor nada les falta. - Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.
- Al oír esto, Jesús dijo a Jairo: —No tengas miedo; nada más cree y ella será sanada.
- Observen mis sábados y muestren reverencia por mi santuario. Yo soy el Señor.
- Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estén tristes, pues el gozo del Señor es su fortaleza».
- No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
- Las riquezas mal habidas no sirven de nada,
pero la justicia libra de la muerte. - Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido.
- Ante ti, Señor, están todos mis deseos;
no te son un secreto mis suspiros. - ¡Qué grande eres, mi Señor y Dios! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú y que aparte de ti no hay Dios.
- En todo ese tiempo no comí nada especial, ni probé carne ni vino, ni usé ningún perfume.
- No alimentes en tu corazón odios contra tu hermano, sino reprende con franqueza a tu prójimo para que no sufras las consecuencias de su pecado. No seas vengativo con tu prójimo ni le guardes rencor. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
- Sean ustedes santos porque yo, el Señor, soy santo y los he distinguido entre las demás naciones, para que sean míos.
- Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, si entrego mi cuerpo para tener de qué presumir, pero no tengo amor, nada gano con eso.
- Aparentemente tristes, pero siempre alegres; pobres en apariencia, pero enriqueciendo a muchos; como si no tuviéramos nada, pero poseyéndolo todo.
- En Cristo Jesús de nada sirve estar o no estar circuncidados; lo que vale es la fe que actúa mediante el amor.
- Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
- El Señor es lento para la ira,
pero grande en poder.
El Señor no deja sin castigo al culpable.
Camina en el huracán y en la tormenta;
las nubes son el polvo de sus pies. - No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
- De hecho, la Ley exige que casi todo sea purificado con sangre, pues sin derramamiento de sangre no hay perdón.
- Todos los que han pecado sin conocer la Ley también perecerán sin la Ley; y todos los que han pecado conociendo la Ley por la Ley serán juzgados.
- Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Podrá entrar y salir con libertad y hallará pastos.
- De esta manera mostraré mi grandeza y mi santidad; me daré a conocer ante muchas naciones. Entonces sabrán que yo soy el Señor.