Versículos de la Biblia sobre 'Si'
- Así también la fe por sí sola, si no tiene obras, está muerta.
- Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.
- Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y, cuando digan “no”, que sea no. Cualquier cosa de más, proviene del maligno.
- Si se niega a hacerles caso a ellos, díselo a la iglesia; y, si incluso a la iglesia no le hace caso, trátalo como si fuera un incrédulo o un renegado.
- Si tu hermano peca contra ti, ve a solas con él y hazle ver su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano.
- Si tu hermano peca, repréndelo; y, si se arrepiente, perdónalo. Aun si peca contra ti siete veces en un día, y siete veces regresa a decirte “Me arrepiento”, perdónalo.
- Dirigiéndose a todos, declaró: —Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga.
- ¿Cómo que si puedo? Para el que cree, todo es posible.
- Si vivimos, para el Señor vivimos; y, si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
- El Señor estará con ustedes, siempre y cuando ustedes estén con él. Si lo buscan, él dejará que ustedes lo hallen; pero, si lo abandonan, él los abandonará.
- Si el Señor no edifica la casa,
en vano se esfuerzan los albañiles.
Si el Señor no cuida la ciudad,
en vano hacen guardia los vigilantes. - Si el Espíritu nos da vida, andemos guiados por el Espíritu.
- Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres.
- ¿Quién es Dios, si no el Señor?
¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? - Entonces llamó a la multitud y a sus discípulos. —Si alguien quiere ser mi discípulo —les dijo—, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz y me siga.
- ¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir adonde antes estaba?
- ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
- Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes.
- Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, y si entrego mi cuerpo para que lo consuman las llamas, pero no tengo amor, nada gano con eso.
- ¿Pues quién es Dios, si no el Señor?
¿Quién es la roca, si no nuestro Dios? - Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien?
- Hijo mío, si tu corazón es sabio,
también mi corazón se regocijará. - Pero, si esperamos lo que todavía no tenemos, en la espera mostramos nuestra constancia.
- Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos.
- Si alguien se cree religioso, pero no le pone freno a su lengua, se engaña a sí mismo, y su religión no sirve para nada.
- Este mensaje es digno de crédito:
Si morimos con él,
también viviremos con él. - ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?
- ¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu?
¿A dónde podría huir de tu presencia?
Si subiera al cielo, allí estás tú;
si tendiera mi lecho en el fondo del abismo,
también estás allí. - Sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que su «sí» sea «sí», y su «no», «no», para que no sean condenados.
- Si el mundo los aborrece, tengan presente que antes que a ustedes, me aborreció a mí.
- Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios y poseo todo conocimiento, y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada.
- Pero, si desde allí buscas al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, lo encontrarás.
- Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien.
- De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.
- ¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?
- Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según las normas de esta época, hágase ignorante para así llegar a ser sabio.
- No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.
- Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio;
se le considera prudente si cierra la boca. - Pero, si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.
- Si caen, el uno levanta al otro.
¡Ay del que cae
y no tiene quien lo levante! - Porque, si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial.
- Más bien, «Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor». Porque no es aprobado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien recomienda el Señor.
- Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá.
- No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre.
- Examínense para ver si están en la fe; pruébense a sí mismos. ¿No se dan cuenta de que Cristo Jesús está en ustedes? ¡A menos que fracasen en la prueba!
- No desecho la gracia de Dios. Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.
- Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto.
- El que da testimonio de estas cosas, dice: «Sí, vengo pronto».
Amén. ¡Ven, Señor Jesús! - Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye.
- ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida?