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Versículos de la Biblia sobre 'Sobre'

  • Pero tú, oh Dios, estás sobre los cielos,
    ¡tu gloria cubre toda la tierra!
  • Luego dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza. Que tenga dominio sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes y sobre todos los animales que se arrastran por el suelo».
  • Tú, oh Dios, estás sobre los cielos,
    y tu gloria cubre toda la tierra.
  • Cuando comencé a hablarles, el Espíritu Santo descendió sobre ellos tal como al principio descendió sobre nosotros.
  • Tuya es, Señor, la salvación;
    ¡envía tu bendición sobre tu pueblo! Selah
  • Que irradie tu faz sobre tu siervo;
    por tu gran amor, sálvame.
  • Yo sé que mi redentor vive,
    y que al final triunfará sobre la muerte.
  • ¿Puede alguien caminar sobre las brasas
    sin quemarse los pies?
  • Que caiga mi enseñanza como lluvia
    y desciendan mis palabras como rocío,
    como aguacero sobre el pasto nuevo,
    como lluvia abundante sobre plantas tiernas.
  • Los ojos del Señor están sobre los justos,
    y sus oídos, atentos a sus oraciones.
  • ¡Levántate y resplandece, que tu luz ha llegado!
    ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!
  • Grábame como un sello sobre tu corazón;
    llévame como una marca sobre tu brazo.
    Fuerte es el amor, como la muerte,
    y tenaz la pasión, como el sepulcro.
    Como llama divina
    es el fuego ardiente del amor.
  • Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
    porque de él mana la vida.
  • Que el favor del Señor nuestro Dios
    esté sobre nosotros.
    Confirma en nosotros la obra de nuestras manos;
    sí, confirma la obra de nuestras manos.
  • Pero el Señor cuida de los que le temen,
    de los que esperan en su gran amor.
  • El Señor reinará sobre toda la tierra. En aquel día el Señor será el único Dios, y su nombre será el único nombre.
  • Un abismo llama a otro abismo
    en el rugir de tus cascadas;
    todas tus ondas y tus olas
    se han precipitado sobre mí.
  • El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa.
  • Dios construye su excelso palacio en el cielo
    y pone su cimiento en la tierra,
    llama a las aguas del mar
    y las derrama sobre la superficie de la tierra:
    su nombre es el Señor.
  • Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece es el que bautiza con el Espíritu Santo”.
  • La sabiduría es lo primero. ¡Adquiere sabiduría!
    Por sobre todas las cosas, adquiere discernimiento.
  • Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca.
  • Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella.
  • Restáuranos, Señor Dios Todopoderoso;
    haz resplandecer tu rostro sobre nosotros,
    y sálvanos.
  • En el principio Dios creó los cielos y la tierra. La tierra no tenía forma y estaba vacía, las tinieblas cubrían el abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas.
  • Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
    y sus oídos, atentos a sus oraciones;
    pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal.
  • Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados.
  • Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley, sino bajo la gracia.
  • Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”
  • Hasta que desde lo alto
    el Espíritu sea derramado sobre nosotros.
    Entonces el desierto se volverá un campo fértil,
    y el campo fértil se convertirá en bosque.
  • Yo soy el Señor su Dios. Si escuchan mi voz y hacen lo que yo considero justo, y si cumplen mis leyes y mandamientos, no traeré sobre ustedes ninguna de las enfermedades que traje sobre los egipcios. Yo soy el Señor, que les devuelve la salud.
  • Que tu gran amor, Señor, nos acompañe,
    tal como lo esperamos de ti.
  • Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.
  • Él fue traspasado por nuestras rebeliones,
    y molido por nuestras iniquidades;
    sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
    y gracias a sus heridas fuimos sanados.
  • El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.
  • El Señor te bendiga y te guarde;
    el Señor te mire con agrado
    y te extienda su amor;
    el Señor te muestre su favor
    y te conceda la paz.
  • Sobre todo, hermanos míos, no juren ni por el cielo ni por la tierra ni por ninguna otra cosa. Que su «sí» sea «sí», y su «no», «no», para que no sean condenados.
  • Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
  • Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
  • Porque nos ha nacido un niño,
    se nos ha concedido un hijo;
    la soberanía reposará sobre sus hombros,
    y se le darán estos nombres:
    Consejero admirable, Dios fuerte,
    Padre eterno, Príncipe de paz.
  • Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar.
  • Por eso Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra.
  • Y Dios los bendijo con estas palabras: «¡Sean fructíferos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen a los peces del mar y a las aves del cielo, y a todos los animales que se arrastran por el suelo!».
  • Encima de su cabeza pusieron por escrito la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos».
  • ¡Qué hermosos son, sobre los montes,
    los pies del que trae buenas nuevas;
    del que proclama la paz,
    del que anuncia buenas noticias,
    del que proclama la salvación,
    del que dice a Sión: «Tu Dios reina»!
  • Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
  • Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.
  • Encomienda al Señor tus afanes,
    y él te sostendrá;
    no permitirá que el justo caiga
    y quede abatido para siempre.
  • Los discípulos, al verlo caminar sobre el agua, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, llenos de miedo por lo que veían. Pero él habló en seguida con ellos y les dijo: «¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo».
  • El justo se ve coronado de bendiciones,
    pero la boca del malvado encubre violencia.