Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán. | Encomienda tus obras al Señor, y tus propósitos se afianzarán. |
Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas. | Confía en el Señor con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. Reconócele en todos tus caminos, y Él enderezará tus sendas. |
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Que nunca te abandonen el amor y la verdad: llévalos siempre alrededor de tu cuello y escríbelos en el libro de tu corazón. Contarás con el favor de Dios y tendrás buena fama entre la gente. | La misericordia y la verdad nunca se aparten de ti; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón. Así hallarás favor y buena estimación ante los ojos de Dios y de los hombres. |
El que perdona la ofensa cultiva el amor; el que insiste en la ofensa divide a los amigos. | El que cubre una falta busca afecto, pero el que repite el asunto separa a los mejores amigos. |
Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida. | Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida. |
Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. | Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él. |
El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado. | El alma generosa será prosperada, y el que riega será también regado. |
El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra. | El que sigue la justicia y la lealtad halla vida, justicia y honor. |
En el agua se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona. | Como el agua refleja el rostro, así el corazón del hombre refleja al hombre. |
En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano. | En todo tiempo ama el amigo, y el hermano nace para tiempo de angustia. |