Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.
Cuando siento miedo, pongo en ti mi confianza.
¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado para que la gracia abunde? ¡De ninguna manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
¡Levanta la voz por los que no tienen voz!
¡Defiende los derechos de los desposeídos!
Y esfuércense por cumplir fielmente el mandamiento y la ley que les ordenó Moisés, siervo del Señor: amen al Señor su Dios, condúzcanse de acuerdo con su voluntad, obedezcan sus mandamientos, manténganse unidos firmemente a él y sírvanle de todo corazón y con todo su ser.
Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas.
Ante ti, Señor, están todos mis deseos;
no te son un secreto mis anhelos.
Exaltado por el poder de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen.
Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa.
Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
Es mejor refugiarse en el Señor
que confiar en el hombre.
Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo.
El que se aferre a su propia vida, la perderá, y el que renuncie a su propia vida por mi causa, la encontrará.
En los que fraguan el mal habita el engaño,
pero hay gozo para los que promueven la paz.
Pero el que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.
Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.
Instrúyeme, Señor, en tu camino
para conducirme con fidelidad.
Dame integridad de corazón
para temer tu nombre.
Después los llevó Jesús hasta Betania; allí alzó las manos y los bendijo. Sucedió que, mientras los bendecía, se alejó de ellos y fue llevado al cielo.
Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es santo quien los llamó; pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo».
Guía mis pasos conforme a tu promesa;
no dejes que me domine la iniquidad.
No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.
Nosotros amamos porque él nos amó primero.
Nuestro Dios está en los cielos
y puede hacer lo que le parezca.
Daré de beber a los sedientos y saciaré a los que estén agotados.
No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.
Si caen, el uno levanta al otro.
¡Ay del que cae
y no tiene quien lo levante!
A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.
Señor, tú eres mi Dios;
te exaltaré y alabaré tu nombre
porque has hecho maravillas.
Desde tiempos antiguos
tus planes son fieles y seguros.
Mientras guardé silencio,
mis huesos se fueron consumiendo
por mi gemir de todo el día.
Entre ustedes ni siquiera debe mencionarse la inmoralidad sexual, ni ninguna clase de impureza o de avaricia, porque eso no es propio del pueblo santo de Dios.Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados. Sobre todo, ámense los unos a los otros profundamente, porque el amor cubre multitud de pecados.Plan de lectura de la Biblia
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