Versículos de la Biblia sobre 'Bienaventurado'
- Dichosos todos los que temen al Señor,
los que van por sus caminos. - Dichoso aquel
a quien se le perdonan sus transgresiones,
a quien se le borran sus pecados. - Dichoso el que halla sabiduría,
el que adquiere inteligencia. - ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Dichoso el que teme al Señor,
el que halla gran deleite en sus mandamientos. - El que atiende a la palabra prospera.
¡Dichoso el que confía en el Señor! - ¡Cuán dichoso es el hombre a quien Dios corrige!
No menosprecies la disciplina del Todopoderoso. - Prueben y vean que el Señor es bueno;
dichosos los que en él se refugian. - Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los malvados,
ni se detiene en la senda de los pecadores
ni cultiva la amistad de los blasfemos. - Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman.
- Pero quien se fija atentamente en la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído, sino haciéndolo, recibirá bendición al practicarla.
- Dichosos y santos los que tienen parte en la primera resurrección. La segunda muerte no tiene poder sobre ellos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años.
- Dichosos los de corazón limpio,
porque ellos verán a Dios. - Dichosos los que lloran,
porque serán consolados. - Dichosos los que trabajan por la paz,
porque serán llamados hijos de Dios. - Dichosos los que van por caminos perfectos,
los que andan conforme a la ley del Señor. - Dichosos los pobres en espíritu,
porque el reino de los cielos les pertenece. - Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia,
porque serán saciados. - Dichosos los que guardan sus estatutos
y de todo corazón lo buscan. - Dichosos los perseguidos por causa de la justicia,
porque el reino de los cielos les pertenece. - Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias.
- Dichosos más bien —contestó Jesús— los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.
- Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen.
- Dichosos ustedes cuando los odien,
cuando los discriminen, los insulten y los desprestigien
por causa del Hijo del hombre. - Por eso el Señor los espera, para tenerles piedad;
por eso se levanta para mostrarles compasión.
Porque el Señor es un Dios de justicia.
¡Dichosos todos los que en él esperan! - ¡Dichosos si sufren por causa de la justicia! «No teman lo que ellos temen, ni se dejen asustar».
- Tengamos en cuenta que la ley no se ha instituido para los justos, sino para los desobedientes y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos. La ley es para los que maltratan a sus propios padres, para los asesinos, para los adúlteros y los homosexuales, para los traficantes de esclavos, los embusteros y los que juran en falso. En fin, la ley es para todo lo que está en contra de la sana doctrina enseñada por el glorioso evangelio que el Dios bendito me ha confiado.
- Los que aman tu ley disfrutan de gran bienestar,
y nada los hace tropezar. - Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.
- ¿Y qué mérito tienen ustedes al hacer bien a quienes les hacen bien? Aun los pecadores actúan así.
- Donde abundan los bienes, sobra quien se los gaste; ¿y qué saca de esto su dueño, aparte de contemplarlos?
- ¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes.
- Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy.
- Asegúrense de que nadie pague mal por mal; más bien, esfuércense siempre por hacer el bien, no solo entre ustedes, sino a todos.
- El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien.
- Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito.
- Que se aparte del mal y haga el bien;
que busque la paz y la siga. - Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace.
- No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.
- Cada uno debe agradar al prójimo para su bien, con el fin de edificarlo.
- No hay en la tierra nadie tan justo
que haga el bien y nunca peque. - Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú.
Fuera de ti, no poseo bien alguno». - Confía en el Señor y haz el bien;
establécete en la tierra y mantente fiel. - Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien?
- No bien decía: «Mis pies resbalan»,
cuando ya tu amor, Señor, venía en mi ayuda. - Si alguien que posee bienes materiales ve que su hermano está pasando necesidad, y no tiene compasión de él, ¿cómo se puede decir que el amor de Dios habita en él?
- Bien le va al que presta con generosidad,
y maneja sus negocios con justicia. - Enséñanos a contar bien nuestros días,
para que nuestro corazón adquiera sabiduría. - Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.
- Ahora bien —afirma el Señor—,
vuélvanse a mí de todo corazón,
con ayuno, llantos y lamentos. - No va bien con los necios el lenguaje refinado,
ni con los gobernantes, la mentira.